SONIA SCHOTT,
La guerra en Ucrania será el gran tema político en Washington esta semana con la llegada del presidente Volodymir Zelenski, quien viene armado con un “Plan para la Victoria” con miras a poner fin a la guerra con Rusia.
Según la página oficial del líder ucraniano, el éxito de la estrategia debe contar con la determinación de Estados Unidos, en colaboración con los socios.,
“El Plan se basa en decisiones que deben tomarse de octubre a diciembre sin retrasar el proceso”, dice Zelenski.
En la capital estadounidense nadie se hace ilusiones de que la propuesta del presidente ucraniano sea recibida en serio por Moscú, pero su visita marca un momento crucial en una guerra que lleva dos años y siete meses en curso.
Seguramente, con la mente puesta en unas elecciones presidenciales, a menos de siete semanas y con un desenlace todavía incierto, Zelenski está claro que el resultado afectará el futuro apoyo a su país.
Zelenski se verá con el presidente Joe Biden, con la vicepresidenta Kamala Harris y con el candidato republicano Donald Trump; también se reunirá con miembros bipartidistas del Congreso para presentar su plan.
Como candidata presidencial demócrata, Harris ha subrayado que “se mantendrá firme junto a Ucrania y a los aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)”, pero sin ofrecer más detalles sobre cómo pondrá fin a la guerra si gana las elecciones.
La realidad es que las guerras no pueden durar eternamente, especialmente, cuando los peligros de un conflicto con un rival que posee armas nucleares podrían afectar a todo el planeta.
Biden siempre ha dicho que la coalición liderada por Estados Unidos seguirá apoyando a Ucrania ante la agresión rusa «durante el tiempo que sea necesario» pero esto parece cada vez menos posible.
El número de víctimas en ambos bandos y el enorme nivel de destrucción en Ucrania están obligando al gobierno de Kiev y a sus socios occidentales a buscar soluciones alcanzables para detener los combates. Ni Kiev ni Moscú ganarán esta guerra y Zelenski lo debe saber.
La interrogante es: ¿cómo detener el conflicto sin que el presidente ruso, Vladimir Putin, obtenga las ganancias que espera luego de su invasión, el 24 de febrero de 2022? ¿Existe un final aceptable?
Hasta ahora, Zelenski dice que nunca aceptaría ningún acuerdo, a menos que las tropas rusas abandonen todo el territorio ocupado, incluida Crimea, anexada por Rusia en 2014. Putin nunca aceptará esos términos.
La administración Biden ha enfatizado siempre que solo Kiev puede decidir sobre su futuro.
Trump por su parte, tiene otras ideas.
El republicano promete que propiciaría conversaciones entre Rusia y Ucrania para poner fin al conflicto de inmediato; mientras, su compañero de fórmula, J.D. Vance, adelantó recientemente que el plan podría incluir que Ucrania conserve su soberanía mientras asegure su neutralidad al no unirse a la OTAN, dar a Rusia el territorio confiscado y establecer una zona desmilitarizada que separare esta área del resto de Ucrania.
Negarle la entrada a la alianza de la OTAN sin duda complacería al Kremlin.
Según Vance, Trump espera que Alemania junto a otros países europeos paguen la cuenta de la reconstrucción de Ucrania, no Putin, cuyas bombas y misiles han estado destruyendo ciudades y pueblos en todo el país.
Si Zelenski tiene un nuevo plan que insinúe concesiones territoriales, podría encontrar un oyente dispuesto en Trump, pero también en la administración Biden.
La última vez que Zelenski vino a Washington se reunió igualmente con Trump mostrándose luego complacido por el buen encuentro.
Tal vez su nuevo plan se acerque más a las ideas de Trump, aunque a juzgar por sus declaraciones anteriores pareciera poco probable que el líder ucraniano renuncie a su ambición de que su país se una a la OTAN.
En todo caso, Zelenski sabe que si llega a ganar Trump en noviembre tendrá que lidiar con realidades políticas muy diferentes, por eso su visita a Washington esta semana es tan significativa.