Victor Mona,
Los cubanos salen de una isla pequeña y se han diseminado por todo el mundo. Son una isla de calor, azúcar y lindas playas con no más de 12 millones de habitantes pero, ¡!!joder!!!, como diría mi compadre, ¿Que tiene esa raza mezclada que es el centro del mundo? Uno es profesor en una universidad de Australia; otro, inauguró en Alaska un restaurante. Uno de los cocineros de la reina Isabel II de Inglaterra es cubano, y como si no fuera poco, ahora a la reina le encantan los plátanos chatinos. Un cubano tiene un negocio de alquiler de camellos a turistas en las pirámides de Gisa, aún y cuando, ese negocio comenzó tantos años atrás que América solo estaba poblada por aborígenes haciendo casabe. Cuando Simón Bolívar estaba por nacer, su madre, doña María Concepción, enfermó gravemente de tuberculosis. La familia de Simón, desesperada, acudió a la señora Inés Mancebo de Miyares, una cubana casada con Fernando de Miyares, luego gobernador general de Venezuela. La dama, acababa de debutar como madre y no vaciló en compartir su leche con el recién nacido. Un santiaguero, Pablo Lafargue (Santiago de Cuba, 1842-Londres, 1911), fue discípulo y compañero de Carlos Marx, además de su yerno. Un mulato cubano fue alcalde de París, se llamaba Severiano de Heredia, nacido en La Habana en 1836. Manuel del Socorro Rodríguez, bayamés de cuna y carpintero de oficio, nunca imaginó el sitio que le tenía reservado el destino. Huérfano a temprana edad, bregó duro para mantener a su familia. Aun así, su devoción por los libros propició que adquiriera una gran cultura lo que le llevó a ser considerado el iniciador del periodismo en Colombia. El azar propició que María Teresa Mestre conociera en Ginebra, Suiza, a un joven estudiante de su misma carrera. Ignoraba que era, en realidad, el Gran Duque Heredero de Luxemburgo. La química del amor funcionó y se casaron el 14 de febrero de 1981. En el año 2000, Enrique devino Gran Duque de Luxemburgo, y María Teresa la Gran Duquesa. Para demostrar su apego por sus orígenes, escribió en español los documentos que la proclamaban soberana del pequeño país, y empleó el castizo María Teresa en lugar del Merie Therese requerido. Seguir citando ejemplos sería como querer competir con los volúmenes de la de Enciclopedia Británica porque a estos hombres, que según parece nacieron para diseminarse por el mundo nada los detiene, ni el frío ni el calor. Los seduce el trópico de la Florida, pero soportan igualmente a pie firme los hielos de Boston, Nueva York o la Siberia. Jamás mendigan, trabajan. Los que en Cuba eran pobres, aquí son ricos. Los que en Cuba eran conocidos por vagos habituales, es como si con el pasaporte les hubieran puesto un chip para trabajar 14 horas diarias. Los que allá eran medio pelo, aquí son pelo y medio. Uno es rector de la Universidad; otro, maquilla muertos. Ingenieros limpiando pisos o especialistas en cirugía haciendo de enfermeros o ayudantes. Ningún obstáculo detiene su laboriosidad beligerante si la oferta es digna. Cambian, pero sólo en la superficie. En Miami siguen jugando la bolita (lotería Prohibida), peleando gallos a escondidas y enviando los hijos a la escuela privada. Por que como dijera un ilustre cubano ¨…los cubanos lo saben todo y lo que no, se lo imaginan.¨ Se les crítica y se les envidia pero en el fondo se les admira. Gallegos por el trabajo y judíos por la voluntad de sobrevivir, constituyen una legión empecinada que no se deja ignorar. Todo dueño de negocio en el mundo quiere tener a un trabajador cubano, porque para ellos no importa la profesión que sea, lo importante son los frijoles de sus hijos y vivir honradamente. Sobre todo los distingue algo que no he visto en ninguna otra emigración, algo que ellos llaman cubanía. Los emigrantes tratan sobre todo de adaptarse a las costumbres y formas de vida de las regiones a donde emigran. Los cubanos cambian a las regiones a donde se trasladan convirtiéndolas así, aunque sea en apariencia, en su añorado barrio. Traen su música calurosa, el ruido de sus tambores, los frijoles negros y el bistec de palomilla con moros y plátanos maduros fritos. Pero traen sobre todo la simpatía, la cordialidad y la laboriosidad. Nunca verás a un cubano que no diga que es cubano, no importa donde esté, ni el nivel cultural o las costumbres que tenga, no necesita ni decir una palabra, cuando a un bar o restaurante entra un cubano, todos saben que es cubano. Exagerados, fanfarrones, ruidosos, sí, pero también intensos, profundamente creadores y buenos amigos. No querrás a un mejor amigo que un cubano, porque como se dice en la pequeña isla caribeña quien tiene un amigo tiene un central y los cubanos son amigos a lo que venga. ¿Y qué no han hecho en estos 50 años de destierro los cubanos para poder sobrevivir con dignidad? Cuál actividad manual o intelectual no han ensayado en éste o en aquél país, por complicada que pareciera, lo han realizado para no quedarse detrás, para no dejarse discriminar, y para convertirse en los mejores y más conocedores del negocio que emprendan. Tanto es así, que hoy en Miami, si eres más americano que George Washington pero no sabes hablar español, probablemente te sea imposible encontrar trabajo. Porque sin duda, Miami es hoy de los cubanos. En alguna de esas actividades han llegado tan lejos que superan a emigraciones que los precedieron por cerca de medio siglo. No hay hospital en Estados Unidos donde no haya hoy un médico cubano, ni dueño de clínica que no añore tener entre sus galenos a los cubanos. No hay periódico donde no haya un periodista cubano, ni banco donde no haya un banquero cubano, ni publicitaria donde no haya un publicitario cubano, ni escuela donde no haya un maestro cubano, ni universidad donde no haya un profesor cubano, ni comercio donde no haya un manager cubano. En las Grandes Ligas del béisbol sus nombres también brillan. En Madrid, el primer poeta latinoamericano es un negro cubano. En la Coca Cola, Kellog’s, McCormick, Pepsi Cola y tantas otras su dirigente es, o fue un cubano. En el Congreso de Washington hay cinco cubanos, en el Senado Federal se sientan tres cubanos, el Ministro de Comercio de E. U. es un cubano, la Viceministra de Salud es una doctora cubana. Assange corre por el mundo escondiéndose por culpa de una cubana. Caramba, son unos pocos en éste país y llegaron hace muy poco tiempo ¿Cómo hacen estos cuatro gatos para convertirse en el centro del mundo? En las tierras prestadas del extranjero parecen llevar siempre en la frente la marca del sitio de donde vienen. En mi último viaje a Moscú, mientras estaba en una cena con unos amigos, veo al cantinero saludar de manera efusiva a un amigo y este le grita casi con orgullo mundano ¨Hermano ponme ahí un Cuba Libre¨. Esos, sin duda, eran dos cubanos. Los cubanos llevan a Cuba. La enaltecen y la honran, porque además de en la frente la llevan en el corazón. Se han afincado definitivamente en estas tierras que los han acogido y donde viven en lo material muchas veces mejor que como vivían en Cuba. Aun teniéndolo todo, si les falta Cuba, no tienen nada. Quizás por ello han hecho su Cuba aquí. Por eso, si se le mira bien, se verá que a veces parece que el cubano ríe, pero en realidad está llorando por dentro. Le nace el hijo, le crece, se le gradúa en la Universidad, pero el cubano suspira. ¡Ay, si estuviera en mi Cuba!.. Compra una casa, un auto, o una lancha y sigue suspirando. ¡Ay! ¡Si todo esto lo tuviera en Cuba! Ganan cuatro kilos y salen corriendo para la Cuba de donde salieron en, como dicen ellos, ¨en lo que aparezca¨. De una manera misteriosa, que no puede definir hay un vínculo con aquello que tira de aquí hacia allá. Ahora que perdió a su país, sabe que no puede vivir sin Cuba, y la sueña de noche, y le agiganta los valores y la embellece y la idealiza, y se culpa de no haberla entendido mejor, y la recrea en sus cantos y bailes, y la revive en sus historias en sus costumbres y en sus comidas. Son esos hombres con tanto sentimiento por dentro que un día decían ¨Cuba es una mierda.¨ y cuando están fuera se entran a mordida con quien ose hablar mal de su Cuba, es algo tan idílico como que nadie habla mal de la familia, solo entre nosotros nos puteamos. ¿Por qué compran hoy los cubanos más libros cubanos que nunca? ¿Por qué tienen sus casas, sus negocios y sus oficinas llenas de palmas, de banderas, de escudos y de retratos de José Martí? ¿Por qué aunque sean USA citizens SIGUEN SIENDO PRIMERO CUBANOS? ¿Por qué se reúnen en sus municipios de origen formados en el exilio, borrando antiguos antagonismos de partido o clase? Porque el cubano sabe que lo único auténticamente suyo fue, es y será SU CUBA y que a ella quisiera el poder regresar. No les preocupa que le devuelvan la residencia o el negocio, si lo tenían. Lo único que desean es volver a su tierra. La casa donde nació está destruida, al pueblo se lo han puesto desconocido, la madre ha muerto. Pero no importa. El exiliado cubano quiere de todos modos ir a esa casa, a ese pueblo y a esa tumba. La Patria empieza ahí…. ¡Mi respeto y admiración para todos los cubanos!❤️