Javier Sánchez Glez,
En política la realidad es la que es, la que otorgan los votos, y no la que a uno le gustaría que fuera.
El desastre de los resultados de la oposición mexicana ha sido absoluto. Claudia Sheinbaum se convierte en la presidente más votada de la historia de México. Morena arrasa en las cámaras legislativas y vence en siete de las nueve entidades que estaban en disputa.
La oposición no fue capaz de construir un relato alternativo que hiciera frente al presidente Andrés Manuel López Obrador y recogen lo que sembraron durante seis años de desnorte absoluto.
Xóchitl Gálvez pretendió venderse como independiente, pero nunca ha dejado de tener detrás a las desgastadas marcas de PRI, PAN y PRD. Ninguna de las tres sirve ya para nada que no sea ensuciar de forma automática a quien tiene algo que ver con ellas. Suenan a viejo, a corrupción, a algo ya pasado.
El que logró sonar a nuevo en la campaña fue Jorge Álvarez Máynez, el desconocido e improvisado candidato de Movimiento Ciudadano que logra un meritorio 10 %. Mientras Xóchitl estuvo estancada, él siguió creciendo. Y se ha ganado el cartel de ser quien representa de verdad el cambio, con una campaña moderna y disruptiva coronada por su canción viralizada en TikTok que le ha permitido llegar a los jóvenes.
La oposición sólo vence en Guanajuato, donde siempre gobernó el PAN, y en Jalisco, territorio de Movimiento Ciudadano. Claudia Sheinbaum apenas tuvo que despeinar su famosa cola de caballo en una campaña donde los mexicanos creyeron el relato oficialista. Prefieren quedarse con López Obrador y su sucesora, ya que enfrente no encontraron nada ilusionante. El relato de que todo era un desastre ni llegó ni funcionó.
A la oposición le quedará mucho por llorar, pero los principales responsables de no haber plantado cara en esta elección fueron ellos mismos. Sin estrategia, sin rumbo y desunidos frente a un López Obrador que hizo lo que quiso con todo el país, incluidos medios de comunicación y partidos opositores.
Si quieren que las cosas sean distintas en 2030 deben empezar a trabajar desde ya, desde el primer día. O volverán a hacer un ridículo estrepitoso.