Aunque los hondureños sean la cara visible de las caravanas migrantes recientes, existe un éxodo silencioso de guatemaltecos, sobre todo de las comunidades originarias.»Lastimosamente en el caso de Guatemala, no se ha hecho un análisis de qué hacer con esta situación, porque de aquí no se van con la bandera levantada sino mezclándose entre los otros», dijo a Sputnik Catalina López, integrante del Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial, una organización social de la región maya q’eqchi’ y del departamento de Huehuetenango, ubicadas en la extensa frontera selvática que México comparte con Guatemala.
Compromisos asumidos
El Acuerdo de Tercer País Seguro fue firmado por Enrique Degenhart, secretario de Gobernación del expresidente Jimmy Morales, a mitad de 2019 y compromete a Guatemala a recibir a todos los solicitantes de asilo que decida enviarle Estados Unidos.
El nuevo presidente, Alejandro Giammatei, ha dado señales favorables a Washington, desde donde recibió felicitaciones a cargo del secretario de Estado, Mike Pompeo.Durante la primera quincena de enero, con la llegada de la primera caravana migrante del año 2020, el Gobierno de Giammatei limitó el acuerdo migratorio centroamericano —conocido como CA4— cuando obligó a los hondureños a salir de Guatemala en 72 horas. La otra opción que queda para los migrantes del país vecino es permanecer en el territorio guatemalteco de manera clandestina.
Limitación del mecanismo de CA4 promovió una nueva restricción para la escasa libertad de movimiento que tienen los ciudadanos centroamericanos, a pesar de las sucesivas crisis de violencia y pobreza que enfrentan todos los países de la región.
«En los países del triángulo norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador) la migración es a diario, pero se ha hecho tan normal que no se le pone atención. La represión también es algo a diario, contra toda la población que migra», señaló López.
Problemas internos en alza: conflictos por megaproyectos, migración y «militarización»
La de Catalina López es una mirada experta en la región, de la que es originaria, ya que conoce los pueblos y sus sentires, además de acompañar particularmente a familias indígenas guatemaltecas que tienen algún hijo desaparecido en el camino al norte, como parte del trabajo que realiza con Ecap.
López insistió en que se tiene una idea equivocada al pensar que existen mayores facilidades para los guatemaltecos que migran hacia el norte, debido a la cercanía terrestre con México.
«Lo que sufre el hondureño, lo sufre el salvadoreño y el guatemalteco; también el mexicano para llegar a Estados Unidos», indicó, emparentando la vivencia mexicana con la de sus hermanos del sur y reconoció un origen sistémico en estos movimientos masivos.
Además, sostuvo que la condición de migración y de desplazamiento forzado en Guatemala «es estructural y debe combatirse de raíz para saber por qué está pasando y que la gente pidiera condiciones para quedarse, para no migrar».
Consultada sobre sus expectativas con respecto al futuro de Giammatei al frente del Poder Ejecutivo, respondió que «este es un Gobierno represivo y de continuidad de esa parte oscura que siempre ha vivido Guatemala». Graficó estas palabras refiriendo al estado de excepción (la suspensión de las garantías individuales, claves en los regímenes democráticos) que decretó en dos lugares cercanos a la ciudad capital: Mixco y San Juan Sacatepéquez.»Son lugares que el presidente habla de pandillas y de mareros, pero las organizaciones civiles han identificado que eligen esas zonas porque ahí están los megaproyectos», explicó.
En San Juan Sacatepéquez, ubicado dentro de la capital guatemalteca, hay 12 comunidades indígenas organizadas contra una empresa cementera; en Mixco, el pleito es por un cerro que quiere explorarse en busca de minerales para explotar.
«A tres días de asumir el Gobierno, el Ejército se ha desplegado, yo vi los tanques que pasaron porque vivo cerca de San Juan y para el viernes 17 amanecimos con estado de sitio. En Guatemala no estamos viendo un cambio hacia una democracia, sino la militarización del país», concluyó.