Jesús Huerta de Soto suele criticar a los economistas del mainstream, que se aferran a los modelos del inexistente “conocimiento perfecto”, aún cuando sus premisas no coinciden con la realidad. Sin embargo, a la eminencia europea de la Escuela Austríaca a veces también le fallan los cálculos. Hasta hace poco, el economista predicaba la inutilidad de la democracia, como vehículo de cambio profundo en la sociedad. Aferrado a la más fría estadística, más de una vez les dijo a sus alumnos que si ellos iban o no a votar, no modificarían absolutamente nada con su intervención personal, por lo que era más productivo maximizar el beneficio de quedarse a descansar en casa un domingo de elecciones.
Pero, a diferencia de los colegas a los que cuestiona, Huerta de Soto no se aferró a su prejuicio, como sí hacen otros anarcocapitalistas que fustigan increíblemente a Javier Milei, ya sea para justificar sus premisas o por cuestiones de envidia personal. El profesor español está feliz de la vida con los cambios que tuvieron lugar recientemente en Argentina por los que agradece directamente a Dios y a su intervención divina, en lo que parece un milagro. Incluso celebra que su discípulo no le haya hecho caso y se haya postulado en arena la política, primero para diputado y luego para presidente.
En una de sus más recientes clases (que se encuentran en internet al acceso de todo el mundo), Huerta de Soto festejó que las ideas de la libertad hayan encontrado a un vocero internacional, que popularizó al pensamiento libertario en todo el mundo. Lejos de lamentar que el fenómeno meteórico de Milei haya conseguido más alcance que su prédica “de cuarenta años”, el economista se mostró exultante por la cantidad de gente que hoy se considera “anarcocapitalista”, luego de escuchar los conceptos del presidente argentino.
Hacia el final del encuentro con sus alumnos, el profesor español señaló que si el programa de gobierno llega a buen puerto en Argentina, Javier Milei debería recibir el Premio Nobel de Economía por su gran aporte de plasmar en la realidad las ideas de la Escuela Austríaca.
En su opinión, el eventual galardón debería ser compartido con Israel Kirzner, máximo exponente vivo de la EAE. En los últimos años se especuló con la posibilidad de otorgarle el Nobel a Kirzner (93), por sus aportes en el análisis del rol del descubrimiento del emprendedor en el marco del dinámico proceso de mercado. Sin embargo, las últimas entregas fueron para otros economistas.
Si se llegara a cumplir el deseo de Huerta de Soto, seguramente Milei pase a ser el ganador más feliz de la historia por compartir el Nobel con un colega y no llevarse el premio para él solo.