El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, trata de mostrarse estoico frente al veredicto que la Justicia anunció sobre su hijo Hunter. Acusado de tres delitos relacionados con posesión de armas, fue declarado culpable por un juzgado en Wilmington y ahora, queda esperar la sentencia. Mientras llega, el mandatario demócrata dijo a través de un comunicado sentirse “orgulloso del hombre que [su hijo] es hoy”, que “aceptará el resultado de este caso y seguirá respetando el proceso judicial, mientras Hunter considera una apelación”.
Sin embargo, esto es solo una parte del problemático perfil del único hijo varón vivo del presidente estadounidense, ya que su otro hijo, Beau, falleció en 2015. Hunter acumula mala fama y un negativo prontuario legal por su adicción a las drogas, a la prostitución y por negocios cuestionables con empresas de Ucrania y China. Si eso no fuera suficiente, luego del veredicto de culpabilidad, deberá enfrentar otro juicio por fraude fiscal en California.
Aunque Joe Biden no protagoniza estos casos legales, todos los problemas de su hijo inevitablemente salpican su campaña electoral a la reelección. A pesar de los esfuerzos titánicos del Partido Demócrata y la prensa progresista por centrar la atención sobre el expresidente Donald Trump y los juicios en su contra tal como ordenó Álex Soros, el hijo del multimillonario globalista George Soros, lo cierto es que los escándalos del hijo del actual mandatario inciden en la imagen de rectitud que quiera proyectar su padre ante los votantes.
Censurar no es opción
La realidad tampoco puede ocultarse como sí pasó en 2020, durante aquella campaña presidencial en la que también competía Biden contra Trump. En aquel momento, el New York Post reveló correos con información sobre cómo Hunter Biden aprovechaba la influencia de su padre, cuando era vicepresidente. Facebook y Twitter, así como medios tradicionales afines a los demócratas, censuraron todo.
Ambas redes sociales consideraron este trabajo periodístico como “potencialmente perjudicial” y par de años más tarde, Elon Musk, siendo dueño de X, reveló cómo se gestó esta estrategia políticamente sesgada para que la información sobre Hunter no dañara la imagen de su padre y candidato presidencial. Al final, Biden ganó las elecciones. Sin embargo, no hay posibilidad de que otro sesgo informativo se repita.
Ahora, el expresidente republicano no es el único con problemas legales en esta carrera electoral. El hijo de Biden también enfrenta dificultades legales, y con la escalada judicial en curso, junto con los cambios editoriales en X tras la llegada de Musk, lo que ocurra será ampliamente conocido por los electores. La revelación de correos electrónicos fue seguida al año siguiente por el descubrimiento del contenido en la computadora de Hunter: fotografías con prostitutas, imágenes de su evidente deterioro físico por abuso de drogas y conversaciones con su padre, todo almacenado en la memoria de la laptop, lo que ha engrosado un expediente tan polémico como comprometedor.
Biden “orgulloso” pero distante
Para evidenciar que los juicios contra Hunter Biden pueden dañar la imagen electoral de su padre, basta con observar que el actual mandatario no asistió a la corte. Probablemente por consejo de su equipo de campaña. Quienes sí se presentaron varias veces fueron la primera dama, Jill Biden; la esposa de Hunter, Melissa Cohen-Biden, y su hermana Ashley Biden.
Aún así, este proceso judicial a ojos del expresidente Trump es solo una fachada. “Este juicio no ha sido más que una distracción de los verdaderos crímenes de la familia Biden”, dijo en un comunicado. Y es que el también candidato republicano acusa a la familia presidencial completa de “recaudar decenas de millones de dólares de China, Rusia y Ucrania”, es decir, no solo habría sido Hunter Biden.
Sea cual sea la verdad, es evidente de Joe Biden prefiere distanciarse del escándalo.