Kamala Harris se convierte este viernes en la primera mujer en ejercer la presidencia de Estados Unidos, aunque de manera temporal. El presidente Joe Biden deja encargada del poder a su vicepresidente, como establece la Constitución, durante el tiempo que esté bajo efectos de la anestesia de una colonoscopia que se le practicará en el hospital Walter Reed, según informó la Casa Blanca.
“La vicepresidente trabajará desde su oficina en el Ala Oeste (de la Casa Blanca) durante este tiempo”. El comunicado agrega que “el presidente Biden transferirá el poder a la vicepresidente durante el breve periodo de tiempo en que esté bajo anestesia”, siguiendo “el proceso establecido en la Constitución”.
El traspaso temporal de la Presidencia ocurre justo un día después de que se conociera que Kamala Harris negó haber hablado con Joe Biden sobre su posible candidatura por el Partido Demócrata para las elecciones de 2024, dada la avanzada edad del actual mandatario, quien tendrá 82 años para el momento en que deba decidir si opta o no por la reelección.
«Absolutamente no», respondió la vicepresidente a George Stephanopoulos de ABC News. Por lo tanto, persisten las dudas de si Harris considerará lanzar su candidatura o por el contrario, quiere evitar hacerla pública en un momento en que su popularidad toca fondo, debido a las dificultades que le han sido encomendadas, como la crisis fronteriza, y que no ha logrado resolver.
Una encuesta de USA Today y la Universidad de Suffolk divulgada la semana pasada reveló que Kamala Harris cuenta con una aprobación a su gestión de tan solo 28 %, muy por debajo del 46 % que tenía recién asumió el cargo. Esto quiere decir que actualmente apenas tres de cada 10 estadounidenses tienen una opinión positiva del trabajo de la vicepresidente, según reveló The Hill. Mientras tanto, la aprobación a su jefe, el presidente Joe Biden, se ubica en 38 %, una de las más bajas para un mandatario en ejercicio.
Los episodios que generan preocupación
No son pocos los episodios que han alimentado las dudas sobre el estado de salud de Joe Biden como consecuencia de su avanzada edad. Uno de los más preocupantes fue cuando en febrero pasado, en medio de un discurso en un centro de vacunación en Houston, confundió el nombre de una congresista y se preguntó: «¿qué estoy haciendo aquí?».
Otra situación similar ocurrió en noviembre durante la campaña cuando confundió a su nieta con su hijo fallecido. El demócrata se encontraba en la ciudad de Filadelfia en compañía de sus nietas Natalie y Finnegan Biden. Al momento de presentar a Finnegan —hija de Hunter Biden— la confundió con su hijo mayor, Beau Biden, quien falleció en 2015 a causa de cáncer cerebral.
Sus habilidades físicas quedaron en entredicho en marzo, cuando tuvo serias dificultades para subir al avión presidencial. El mandatario, de 78 años, salía de Washington con destino a Atlanta cuando tropezó tres veces en las escaleras del Air Force One, hasta que finalmente cayó de rodillas.
Y el más reciente episodio ocurrió el pasado 1 de noviembre, cuando Joe Biden literalmente se quedó dormido durante la cumbre del clima COP26 que se celebró en Glasgow, Escocia. Las cámaras captaron como Biden tomaba alguna siestas mientras un activista de derechos humanos llamado Eddie Ndopu hablaba sobre el impacto del clima en personas discapacitadas.
Este cúmulo de incidentes, sumado a su edad, alimentan las preocupaciones sobre el estado de salud del presidente de la primera potencia mundial. El Gobierno estadounidense indicó que en las próximas horas dará a conocer los resultados de la colonoscopia a la que es sometido Joe Biden este viernes, mientras Kamala Harris acaricia la presidencia que, con los niveles de popularidad que hoy tiene, no conseguiría por la vía electoral.
Fuente: PanamPost