El impulso a la inflación proviene de una serie de factores resultantes del veloz rebote luego de la recesión provocada por la pandemia de coronavirus: un torrente de estímulos del gobierno, las tasas ultrabajas gestionadas por la Fed y la escasez de insumos en las fábricas en Estados Unidos y el extranjero.
Se trata de una situación que también afecta a los países europeos, donde se reportan importantes tasas de inflación que superan el 5%.
En EEUU los fabricantes se han visto frenados por la demanda más alta que lo previsto, los puertos y plazas de carga no dan abasto por la escasez de personal, que se ha agravado con los mandatos de vacunación obligatoria impuestos por Biden, quien ha creado múltiples crisis en menos de un año de mandato con acciones contraproducentes y muy criticadas por los republicanos y demócratas moderados.
La escasez de mano de obra ha provocado aumentos de salarios, y muchos empleadores han elevado sus precios para compensar el aumento de costos, lo cual se suma a la inflación.
De ahí que han aumentado los precios de bienes desde alimentos y vehículos usados a electrónicos, mobiliario del hogar y alquiler de autos.
La aceleración de los precios, que comenzó durante la pandemia cuando la gente encerrada en sus casas inundaron las fábricas con pedidos de bienes, se ha extendido a los servicios: alquileres, restaurantes, servicios médicos y el espectáculo.
La persistencia de la inflación elevada ha sorprendido a la Fed, cuyo presidente, Jerome Powell, la había caracterizado durante meses como una consecuencia “transitoria” a corto plazo de los cuellos de botella en las cadenas de suministro. Pero hace dos semanas, Powell reconoció que será persistente. Insinuó que la Fed actuará con mayor rapidez para abandonar su política de tasas de interés ultrabajas antes de lo previsto.
Algunos economistas han expresado la esperanza de que la inflación alcance un pico en los próximos meses para luego bajar gradualmente. Observan que la escasez de insumos en algunos sectores ha empezado a mermar, pero tomará tiempo. Y si bien los altos costos de la energía seguirán pesando sobre los consumidores en los próximos meses, probablemente no se cumplirán los pronósticos de que alcanzarán alturas récord durante los meses de invierno, algo que está por ver.
Fuente: Diario las Américas