MANUEL AGUILERA,
¿Cuánto dinero se han robado de PDVSA desde la llegada del chavismo al poder? ¿Quiénes se han enriquecido dentro de las estructuras de poder? ¿Qué empresarios corruptos se han beneficiado? ¿Qué países de América Latina amigos de la revolución bolivariana han tapado sus agujeros de gestión con dinero procedente del petróleo venezolano? ¿Qué otros países del lado oscuro mundial se han beneficiado con negocios opacos y sin control?
Son preguntas que sólo pueden responder las cabezas visibles del régimen que gobierna en Venezuela. Pero lejos de tener algún interés en la transparencia y en limpiar la corrupción, se han buscado una “cabeza de turco” para presentarse ante el mundo como uno ejemplares luchadores contra la corrupción.
Las imágenes de Tareck El Aissami esposado entre dos policías encapuchados recuerdan a las que vemos habitualmente cuando una capo de la droga es detenido en México. Una mezcla entre justicia y espectáculo destinado a demostrar al pueblo lo bien que trabajan los gobiernos frente a los malos. Pero, una vez más, no nos engañan. El Aissami ha detentado numerosos cargos de poder en Venezuela. Pero en 2018. se le nombró ministro para las Industrias y la Producción Nacional, y en 2020 ministro de Petróleo, cargo desde el que tendría el control de la estratégica compañía petrolera estatal PDVSA. Es decir le dieron -a sabiendas- las llaves de la caja fuerte donde se esconde el dinero a alguien que llevaba escrito en la frente la palabra corrupto.
Desde 2017 EEUU lo había incluido en su lista de dirigentes sancionados por «desempeñar un papel significativo en el tráfico internacional de drogas”. Acusaban a «Tareck Zaidan El Aissami Maddah de “utilizar su posición de poder para involucrarse en el tráfico internacional de drogas”. Se le denominó “Traficante de Narcóticos Especialmente Designado, junto a su socio Samark López Bello», en un comunicado del Departamento de Justicia.
López Bello es un empresario considerado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como testaferro de El Aissami y también se encuentra detenido en Venezuela.
En 2019, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) incluyó a El Aissami en la lista de los 10 prófugos más buscados, bajo acusación de «narcotráfico internacional”.
Así que sorpresas pocas. Después de meter al zorro en el gallinero repleto de millones, Maduro no nos puede vender el cuento de que el zorro ha devorado a las gallinas y que además se robó el dinero. Es todas luces una maniobra de distracción para frenar la oleada de críticas y la presión que está sufriendo por su indefendible papel de aniquilador de sus posibles rivales en las presidenciales de este año. Un papel que le ha llevado hasta el punto de ser criticado por sus amigos incondicionales Gustavo Petro y Lula Da Silva.
Y mientras el mundo gira la cabeza de los abusos contra la oposición venezolana en el ambiente electoral hacia la fotografía de El Aissami esposado, la sala de máquinas del chavismo estrecha lazos con aquellos que comparten sus intereses y que no le hace ningún requerimiento democrático o ético en los negocios.
Saben que en los países que conforman el bloque BRICS pueden encontrar aliados políticos y comerciales para hacer fotos grandilocuentes hacia fuera mientras se realizan actos inconfesables por la puerta de atrás. Especialmente peligrosos y con claros intereses en las dos guerras que sacuden la paz mundial son Irán, Rusia y China.
Hace tan solo unos días, el presidente chino, Xi Jinping, y el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi V. Lavrov, se reunían en Pekín. La visita de Lavrov se produce después de que la Secretaria del Tesoro, Janet L. Yellen, advirtiera de las «consecuencias significativas» si las empresas chinas prestaban apoyo material a la guerra de Rusia en Ucrania y mientras Biden se reunía con los dirigentes de Japón y Filipina para intentar contrarrestar al gigante chino.
Lavrov destacó que en la reunión se habló de frenar la «orientación antichina» y «antirrusa» de Occidente.
Mientras China y Rusia “conspiran” contra occidente, Irán juega a la amenaza de si finalmente se involucrará activamente en la guerra de Gaza, atacando a Israel. Tanto Rusia, como China e Irán han hecho negocios en el ámbito petrolero con Venezuela. En el caso de Irán, según reportes de Reuters, ayudaron a Maduro a eludir las sanciones de EEUU.
Curiosamente a El Aissami siempre se le ha vinculado con Irán y con la organización terrorista Hezbolá, a quien podría haber ayudado en su financiación y establecimiento logística en América Latina. Qué más pruebas se necesitan para que EEUU y la Unión Europea se den cuenta que retirándose de la relación comercial con Venezuela y aplicando únicamente sanciones sólo están potenciando la presencia de sus enemigos en la región.
Es preciso que no nos dejemos engañar con la foto del zorro El Aissami esposado. No fue casualidad que durante años tuviera las llaves del negocio petrolífero y del narcoterrorismo. Es hora de que la presencia de compañías estadounidenses y europeas en Venezuela garanticen una manera ética de hacer negocios y que los beneficios de esa relación revierta en el bienestar del pueblo venezolano y no de un grupo reducido de dirigentes corruptos como El Aissami.