sábado, septiembre 7, 2024
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Tres señales que evidencian el caos de la conmemoración a Allende

La conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en contra de Salvador Allende organizada por el presidente chileno, Gabriel Boric, comenzó mal y terminará mal. No hay otro balance ni pronóstico posible para un evento que partió sin acuerdos entre los distintos partidos políticos, deja a La Moneda vandalizada por encapuchados que lograron superar las barreras de seguridad durante la romería y a los invitados internacionales y locales sorteando los embates de las inclementes lluvias que agudizaron la cita en el Palacio de Gobierno.

Las complicaciones han sido predominantes en una agenda donde las divisiones y el conflicto interno dejarán notables marcas en una conmemoración que pretendía “reparar” y “reconciliar” al país sobre lo sucedido. Boric quedará lejos de este propósito. Ya debe estar consciente de ello, cuando hay tres factores que evidencian este caos y comprueban el fracaso de convertir a Allende y a su gobierno de Unidad Popular en una referencia histórica de un sistema democrático.

La grieta tóxica
Las sillas vacías de la oposición en la conmemoración representan la incapacidad de Boric para aglutinar a las toldas en un mismo relato. Esto, a su vez, abre una “grieta tóxica”, según el analista Jorge Ramírez en ExAnte, quien precisó que “el presidente ha usado la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado para volver a cavar una grieta profunda en la sociedad. El problema es que los chilenos no buscaban ser parte de este ejercicio divisionista. El sentido de conmemorar era construir puentes, no dinamitarlos para así exponernos a las mismas fisuras y traumas del pasado”.

El quiebre es grande. De hecho, La Tercera sostiene que además de las rencillas con la derecha, también destacan la participación de los aliados, entre ellos el Partido Comunista, tolda que cuestionó la falta de medidas de reparación como una ley contra el negacionismo o una relativa a la desaparición forzada.

Sin una visión conjunta, los partidos del oficialismo organizaron actividades paralelas. Según el medio, el Comité de Iniciativas Populares para la Conmemoración conformado por las distintas colectividades convocó a una concentración en la estatua de Salvador Allende ubicada en la Plaza Constitución. Mientras tanto, el PC lanzó una “campaña global” para instalar réplicas de los anteojos de Allende.

Su “plato de fondo” sería una jornada ciudadana frente al Estadio Nacional, en Ñuñoa, recinto que fue usado como centro de detención y tortura durante la dictadura.

Compromiso frustrado
Sin respaldo de los sectores políticos nacionales, Boric busca apoyo entre los jefes de Estado y expresidentes extranjeros a su “Compromiso de Santiago”. Esta iniciativa establece “preservar y proteger esos principios civilizatorios de las amenazas autoritarias, de la intolerancia”.

Intentar recabar las firmas de los presidentes Luis Lacalle Pou, de Uruguay; Gustavo Petro, de Colombia; Andrés Manuel López Obrador, de México; así como el primer ministro de Portugal, António Costa; da cuenta del fracaso de su plan original vociferado en la gira por Europa en julio.

La oposición descartó cualquier posibilidad y mantuvo la posición. Incluso, la coalición de Chile Vamos -integrada por la Unión Demócrata Independiente (UDI), Evópoli y Renovación Nacional (RN)- publicó un escrito propio, donde asumen un compromiso con democracia, el respeto a la Constitución, los derechos humanos y la paz.

Frente a ello, la asistencia de Estela Barnes de Carlotto, presidente de las Abuelas de Plaza de Mayo; Mónica Baldotano, excongresista de Nicaragua; la secretaria general de la Internacional Socialista, Benedicta Lasi; sumado a los músicos Tom Morello, de Rage Against the Machine y Audioslave, y la chilena Mon Laferte sirven de consuelo a Boric, cuando en la oposición coinciden en que el 11 de septiembre equivale a una “jornada normal de trabajo”.

Violencia inédita
Los ataques a la Moneda durante la conmemoración del golpe de Allende es una marca inédita de la violencia considerando que los desmanes y ataques en contra del edificio patrimonial no habían sucedido antes, ni quisiera durante el estallido social de 2019. Un grupo de encapuchados esta vez vulneró el cerco perimetral instalado por Carabineros y destrozaron el acceso al Centro Cultural La Moneda.

El último reporte de Carabineros arroja 11 detenidos, tres de ellos por desórdenes en la vía pública, otros tres daños a la infraestructura de La Moneda, uno por ser el presunto autor material de los destrozos al mausoleo institucional de Carabineros ubicado en el Cementerio General, otro más por maltrato de obra, otra por lanzamiento de fuegos artificiales, y dos más por desórdenes graves.

Si bien el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, anunció que el Gobierno irá en contra de quienes responsables, hay un problema: Boric formó parte de la marcha que terminó en estos actos violentos. “¿En qué calidad va a citar al presidente de la República?, ¿cómo querellado, querellante o testigo? La política de seguridad pública de este Gobierno es un papelón, se rinden ante los violentos, y encierran a miles de ciudadanos trabajadores, honrados y pacíficos”, señala en X, Rodolfo Carter, alcalde de la Florida.

Sin certezas de la seguridad ciudadana y el orden público, la UDI solicitó resguardo policial para su sede en Suecia 286, Providencia. ¡Qué pena con la visita!, que vivirá la tensión contemplando un baile de “Cueca Sola”, para recordar a los detenidos desaparecidos.

Fuente: Panampost

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