MARCO RUBIO,
El mundo vio por primera vez de lo que era capaz ISIS, una rama de Al-Qaeda, en el año 2014 cuando comenzó a decapitar a norteamericanos y a cometer actos de genocidio contra los cristianos y yazidíes en Irak. Hoy, el hijo pródigo del grupo terrorista, ISIS-Khorasan más conocido como ISIS-K, está creciendo y fortaleciendo su capacidad para matar a civiles inocentes en todo el mundo.
Ante el grave peligro que representa ISIS-K, el gobierno de EEUU debería trabajar arduamente para defender nuestros intereses de seguridad nacional. En cambio, las políticas de migración ilegal del presidente Joe Biden le están dando a ISIS-K acceso a nuestro país, aumentando la amenaza de ataques terroristas en suelo norteamericano. Basta con ver las recientes noticias sobre como personas vinculadas a ISIS-K están cruzando la frontera sur.
En febrero del 2022, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU (CBP, por sus siglas en inglés) arrestó a un migrante ilegal uzbeko llamado Jovokhir Attoev. Siguiendo los protocolos del presidente Biden, la CBP dejó en libertad a Attoev, un hombre soltero que había viajado miles de kilómetros por varios países hasta llegar a EEUU. Sin embargo, en mayo del año pasado, el gobierno uzbeko publicó un aviso global que estaban buscando a Attoev por vínculos con ISIS-K. La Administración Biden recientemente localizó a Attoev el mes pasado, lo que significa que este individuo pasó desapercibido en EEUU por más o menos dos años.
Pero la historia no termina ahí. Según medios de comunicación, se sospechaba que otro migrante ilegal, en este caso un afgano llamado Mohammad Kharwin estaba en la lista de vigilancia a posibles sospechosos de terrorismo por parte del FBI por ser miembro de una organización terrorista llamada Hezb-e-Islami la cual ha matado a militares norteamericanos. Pero cuando Kharwin cruzó la frontera ilegalmente en marzo del 2023, los funcionarios no pudieron verificar su identidad, por lo que una vez más, dejaron a un hombre soltero, el cual había viajado miles de kilómetros por varios países, deambulando libremente. Las autoridades norteamericanas tardaron 13 meses en confirmar su presencia en la lista del FBI y en arrestarlo.
Estos ejemplos son bastante inquietantes, pero son sólo una minoría en comparación con la grave amenaza que representan los terroristas que han entrado ilegalmente a EEUU y que pasan absolutamente desapercibidos. Desde que el presidente Biden asumió su cargo, la CBP ha tenido más de 9 millones de encuentros con personas que han ingresado a EEUU ilegalmente, prácticamente ninguno de los cuales han sido ni detenidos o expulsados del país. Lo peor del caso, es que no sabemos nada de la gran mayoría de dichos individuos. Según el Departamento de Seguridad Nacional (NSC, por sus siglas en inglés), más de 6,000 de estos inmigrantes ilegales provienen de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán o Uzbekistán, países en los cuales ISIS-K tiene una presencia activa de reclutamiento. No se sabe exactamente cuántos afiliados de ISIS-K u otros grupos terroristas viven en EEUU.
Las cosas parecen aún más perturbadoras si consideramos los informes públicos que los contrabandistas extranjeros con vínculos al grupo terrorista ISIS han facilitado la migración ilegal hacia EEUU en la frontera sur.
La respuesta a este problema es simple: proteger nuestra frontera y hacer cumplir las leyes migratorias de EEUU. Sin embargo, aparte de dar indirectas en vano sobre órdenes ejecutivas, el presidente Biden no ha hecho nada para revertir sus políticas fallidas –las cuales lleva promulgando en los últimos tres años. Esto es inaceptable y pone en peligro las vidas de los estadounidenses. ISIS-K ya no es una amenaza lejana la cual está escondida en el Medio Oriente. Puede que ya esté aquí y que solamente esté esperando el momento adecuado para infligir un ataque de destrucción masiva.
Recuerden que este es el mismo grupo que mató a 13 miembros de nuestras fuerzas armadas en Kabul en medio de la desastrosa retirada militar del gobierno Biden en Afganistán. Ese es el mismo grupo que elogió los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001. Y es el mismo grupo que la comunidad de inteligencia de EEUU considera está planeando ataques químicos, biológicos y radiactivos contra objetivos, además de las tácticas habituales de atentados suicidas y tiroteos masivos.
Mientras tanto, el presidente Biden continúa facilitando la crisis migratoria más grande y está dejando a nuestro país vulnerable a grandes amenazas. Estamos cayendo redondos en la trampa de los terroristas que buscan nuestra destrucción. Espero y rezo que esté equivocado, pero sinceramente temo que, bajo las políticas de esta administración, seamos un blanco fácil. El tiempo de cambiar es ahora.