La extradición de Toledo, de 76 años, fue certificada a finales de septiembre por un juez federal y no puede ser apelada. El Departamento de Estado tiene ahora la última palabra, pero mientras no se pronuncie el expresidente podría también presentar un pedido de habeas corpus alegando que ha sido detenido de manera ilegal, para dilatar el proceso.
Por ahora el secretario de Estado, Anthony Blinken, no se ha pronunciado. Tampoco la defensa de Toledo ha dicho públicamente si recurrirá a ese recurso, que le permitiría volver a presentarse ante un juez o una corte.
Toledo fue detenido en Estados Unidos en 2019 a raíz de un pedido de extradición por sobornos de la constructora brasileña Odebrecht en Perú. Posteriormente le concedieron arresto domiciliario.
De acuerdo con la fiscalía de Perú, el expresidente habría recibido hasta 35 millones de Odebrecht para favorecerla en diversas obras de infraestructura durante su mandato, entre 2001 y 2006.
En su presentación del viernes, los fiscales le reiteraron al juez Thomas Hixson que Toledo podría decidir tomar un avión y fugarse de Estados Unidos si continúa bajo arresto en su casa. Además explican que las preocupaciones de salud de Toledo no están contempladas como circunstancias especiales que le salvarían de la prisión.
“Si bien él identifica varios temas de salud que dice padecer, no ofrece pruebas de que ninguno de ellos sea tan grave como para no poder ser atendido en detención”, dicen los fiscales. “En consecuencia no justifican que esté bajo fianza”.
Si es extraditado, Toledo sería el segundo presidente de Perú en llegar desde otro país mediante un tratado bilateral de este tipo. Alberto Fujimori fue extraditado desde Chile en 2007 y una condena a prisión de 25 años por asesinato y corrupción.
Fuente: Diario las Américas