La desesperación por cubrir estas necesidades básicas se ha visto agravada por la pandemia del coronavirus, además de por la escasez de atención médica, la sequía y la malnutrición.
USAID hizo un llamado al Talibán que permita “que todos los trabajadores humanitarios, especialmente mujeres (…) operen de forma independiente y segura” mientras sus organizaciones tratan de ayudar a los que sufren.
La nueva partida eleva la asistencia humanitaria estadounidense a Afganistán a más de 780 millones de dólares desde el caótico fin de la guerra de 20 años en agosto. Naciones Unidas afirma que el 22% de los 38 millones de habitantes del país viven al borde de la hambruna, y que otro 36% enfrenta una severa inseguridad alimentaria.
Además, la Casa Blanca prometió que enviará un millón de dosis de vacunas contra el COVID-19 adicional a través del COVAX, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud para mejorar el acceso a las vacunas. Con éstas, Washington habrá mandado 4,3 millones de dosis a Afganistán, que tiene problemas para controlar la implacable pandemia.
El Talibán había pedido a la comunidad internacional que liberase fondos y le ayude a evitar un desastre humanitario.
Fuente: Diario las Américas