A veces no hace más que una frase para dejar en evidencia que se entiende todo. Absolutamente todo. Cuatro palabras, cuatro palabras nada más hacen falta para comprender que el presidente, a diferencia de sus antecesores, tiene la perspectiva correcta para solucionar la durísima problemática argentina.
“La belleza del mercado”, dijo Javier Milei en respuesta a una cuestión vinculada al deporte este fin de semana. El mandatario se refirió, en concreto, a la final entre Estudiantes de La Plata y Vélez Sarsfield, donde se coronó campeón el “pincha”.
En este evento se presentaron una serie de dificultades en el acceso previo al partido y quedó en evidencia una planificación ineficiente, ya que el público no podía acceder en vehículos hasta las inmediaciones del estadio. Sin embargo, el orden espontáneo y las personas siempre dejaron en evidencia que cuando hay una necesidad, nace un mercado.
Acto seguido, ante la demanda por un medio de transporte eficiente, muchas personas utilizaron sus motos para prestar un servicio de traslado hacia el estadio, en lugar de apelar al reglamentarismo absurdo. Esta iniciativa que benefició a los transportistas ‘exprés’ que nacieron a raíz de la necesida de resolver un tema coyuntural en transporte y fue una solución para los fanáticos que asistieron al partido, fue celebrada por Milei.
Hay veces que hay que pellizcarse para ver si uno no está soñando, cuando un mandatario manifiesta un simple sentido común, imposible de procesar para los que lo antecedieron en el cargo.
¿Qué hubiera pasado en otro momento ante una noticia de estas características? El Poder Ejecutivo habría salido a “cubrir” a los dirigentes de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), lamentando (retóricamente) los inconvenientes padecidos por el público. Sin embargo, también hubieran resaltado que ese servicio de traslado es violatorio de una serie de normas ridículas, vinculadas a los permisos y las licencias.
Milei, que no teme que lo “corran” con estas cuestiones, emite un breve comunicado de cuatro palabras y deja en claro que su presidencia simboliza un cambio de era. Un retorno a la Argentina liberal, que supo ser el país más rico del mundo.
El camino no será complicado, pero sí traerá consigo ciertos obstáculos que sortear, por ejemplo, en estas décadas se formó toda una maraña regulatoria que hicieron que la Constitución sea letra muerta. Afortunadamente, esas regulaciones son más sencillas de remover que cambiar la Carta Magna. Algo que el kirchnerismo quiso hacer, pero afortunadamente no le dio el cuero. Una vez que los proyectos de desregulación sean aprobados, el espíritu de las Bases de Juan Bautista Alberdi va a liberar a las fuerzas creativas y productoras de una sociedad. El futuro argentino es prometedor, aunque algunos no la ven.