En Argentina se normalizó algo que nunca tendría que haber sido aceptado. Que, en varios distritos del país, las fuerzas políticas no peronistas tienen que hacer elecciones excepcionales si quieren conseguir una victoria, ya que arrancan el partido 3 a 0. Esto es por el fraude, el clientelismo y las dos cosas al mismo tiempo.
Sin embargo, el desastre de la gestión actual, hizo que todo el aparato no alcance para conseguir el triunfo en provincias claves como la de Buenos Aires. Sí pudo el kirchnerismo obtener algunas victorias en el Norte, como en el caso de Formosa o Chaco, feudos tradicionales de los caudillos peronistas. En La Rioja, donde el Frente de Todos se impuso con el 56 %, un fiscal dejó en evidencia lo que es un secreto a voces, pero se debería cortar de raíz: la compra de voluntades por parte de los punteros políticos en los distritos más pobres.
En mesas del departamento provincial de Castro Barros, varias boletas de los candidatos a legisladores nacionales y locales del kirchnerismo, presentaban un número escrito en la papeleta. No hay que ser un entendido para darse cuenta que se trata de un medio de identificación, para que el puntero peronista compruebe que un votante, seguramente beneficiado por un subsidio o plan social, haya metido en el sobre la boleta que “debe”. Es sabido que cuando las estructuras clientelares comprueban que algún votante “traicionó” al peronismo en el cuarto oscuro, el castigo (la supresión del beneficio) es automático.
Estos mecanismos están tan aceptados en la sociedad argentina, que el macrismo se resignó directamente a decirle a sus votantes en varios distritos, que acepten los “regalos” de los punteros peronistas, pero que en el sobre pongan la boleta que ellos quieran, en libertad. Evidentemente estas campañas algo de repercusión tuvieron, ya que el kirchnerismo ideó esta nefasta idea del “voto marcado” para identificar cada sufragio.
Como se comentó en las redes sociales, se impugnaron varias mesas y fueron declaradas no válidas. Por su parte, en la provincia del Chaco, los referentes del oficialismo local comandados por Jorge Capitanich, organizaron una reunión para obsequiarles palanganas y baldes a los chaqueños que le dieron la victoria al kirchnerismo. Tan triste, como patético y doloroso.
Fuente: PanamPost