Saúl Hernández Bolívar,
A trompicones gobierna el hampón Petro. Hace más de seis meses que expertos le han venido aconsejando que implemente campañas de ahorro de agua y electricidad, pero apenas ha venido a acordarse ahora que estamos al borde del racionamiento improvisando un día cívico que tenía más cara de celebrar su cumpleaños, conmemorar el criminal surgimiento de la pandilla terrorista M-19 y sabotear las marchas de protesta en su contra de ayer 21 de abril.
El hampón Petro trata de huir hacia adelante porque se le viene el mundo encima. El menospreciado Consejo Nacional Electoral (CNE) avanza por fin en sus pesquisas sobre la financiación ilegal de la campaña petrista, y hay tantos hallazgos anormales que tanto el abogado de Petro como el del gerente de su campaña, Ricardo Roa, renunciaron para alargar y enrarecer el proceso. Sin embargo, pronto podría haber una acusación formal.
Es que por todas partes aparecen irregularidades que están siendo investigadas por el CNE, la Fiscalía y la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes. Por ejemplo, el aporte de Fecode a la campaña por 500 millones que no se registró en la contabilidad, los 600 millones de la Unión Sindical Obrera que tampoco se registraron, un enorme monto superior a los 2000 millones con el que se le pagaron 60000 pesos a cada uno de los 35000 testigos electorales del Pacto Histórico que no aparece en los registros de campaña, los 15000 millones que el nefasto Benedetti asegura haber conseguido y los dineros turbios que manejó el hijo de Petro, provenientes del ‘Hombre Marlboro’ y del ‘Turco’ Hilsaca. Y hay más.
Ahora, incluso, viene a saberse que Ricardo Roa gestionó con la compañía de aviación Sadi, de Ibagué, la compra de un avión por un millón de dólares para movilizar al candidato, con recursos de origen ilícito que tampoco fueron registrados. En campaña, Petro se movilizó en el avión del contratista Euclides Torres, igualmente en un avioneta vinculada al narcotráfico, en la aeronave del también contratista Pedro Contecha y en naves de la empresa Searca. Esos vuelos gratuitos han sido pagados hoy con megalicitaciones fraudulentas. Pero, así mismo, hiede el nuevo escándalo según el cual habrían entrado dineros ilícitos a la campaña por los aportes de la captadora ilegal Daily Cop, que invierte en criptomonedas, tal vez para la adquisición del avión.
No tiene Petro buenas noticias por estos días. Las marchas multitudinarias de ayer muestran un rechazo contundente a su gobierno putrefacto, a su mala fe disfrazada de ineptitud y a sus impulsos de dictadorcito de pueblo. Es que si algo ha ofendido y alarmado a los colombianos es su tentativa de dar un golpe de Estado saltándose las normas para convocar una constituyente, queriéndolo hacer mediante ocurrencias aparentemente ingeniosas, citando siempre conceptos como justicia social, pueblo, soberanía popular, constituyente primario y similares.
Ya estamos muy grandecitos para dejarnos meter el cuento de que la Constitución se puede reformar de cualquier manera, que las formas no importan y que lo esencial es el contenido, que Petro puede desarrollar un ‘proceso constituyente’ a su manera porque es un mandato del pueblo, proferido cuando al elegirlo pidió el ‘cambio’.
No señor, este sujeto no puede ir haciendo lo que se le venga en gana con la Constitución y la ley amparado en audaces interpretaciones filosóficas y políticas que tergiversan la realidad y engañan la confianza de los colombianos que por querer un país más justo lo que podrían obtener es el advenimiento de una feroz dictadura comunista que va a acabar con nuestras libertades, nuestras esperanzas y nuestros sueños de progreso.
¡No más Petro! Los colombianos debemos responsabilizarnos del momento histórico que nos correspondió y evitar por todos los medios que este sujeto se salga con la suya. Este sucio individuo debe pagar los daños que está haciendo.