viernes, mayo 17, 2024
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Miedo a que EEUU prohíba por completo los vuelos a Cuba dispara la demanda de pasajes en Miami

El miedo a que la administración del presidente Donald Trump prohíba por completo los viajes a Cuba ha disparado la demanda de pasajes a la isla, dijeron empleados de varias agencias de viajes.
“Hemos visto un fuerte aumento en la demanda de pasajes. Hay mucho temor porque la gente cree que de un momento a otro se van a terminar los viajes [a Cuba] y no podrán ver más a sus familiares”, dijo Maritza Díaz, empleada de la agencia CubaTur, con sede en Cutler Bay, que vende pasajes a Cuba.
Díaz estimó que está vendiendo el doble de pasajes a la isla.
El Departamento de Estado pidió a la Casa Blanca el pasado viernes prohibir los vuelos chárter desde Estados Unidos a nueve aeropuertos cubanos a partir del 10 de marzo. Solo serán permitidos viajes a La Habana. Sin embargo, el Departamento de Transporte también impondrá límites al número de vuelos fletados que podrán volar a la capital cubana.
En Miami, donde reside la mayor comunidad de cubanos fuera de la isla, se percibe el temor de que eventualmente se eliminen todos los vuelos a Cuba. En noviembre, la administración eliminó los vuelos comerciales de aerolíneas norteamericanas a esos mismos nueve destinos, que incluyen ciudades como Santa Clara, Camagüey, Santiago de Cuba y Varadero, entre otros.
Díaz, de la agencia de viajes, dijo que aunque el gobierno de EEUU llegara a prohibir completamente los vuelos a la isla, eso no iba a impedir que los cubanos viajaran a Cuba. “Con [el gobierno del ex presidente George W.] Bush también prohibieron los viajes [a Cuba] y la gente siguió yendo”, dijo.
La administración del ex presidente George W. Bush limitó los viajes directos a Cuba en el 2004 a solo una visita cada tres años. Además, redujo las remesas a $100 mensuales y solamente a esposos, padres, hijos y abuelos. La Casa Blanca buscó con aquellas medidas impulsar un cambio de gobierno en Cuba. Las restricciones fueron levantadas con la llegada del ex presidente Barack Obama al gobierno en el 2008.
Elena Argudín, una cubana que lleva cuatro años viviendo en Homestead y tiene a buena parte de su familia en Cuba, dijo que teme que el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba “ponga más obstáculos” para ver a sus seres queridos.
“En Cuba dejé a mis padres ancianos. Mi madre tiene 78 años y mi padre 81. Si cortan los viajes, se mueren de la tristeza por no verme. Yo los llamo todos los días”, dijo.

Argudín llegó a Florida hace ocho años después de recorrer buena parte de Latinoamérica y cruzar varias fronteras. Todos los años viaja a Cuba “al menos dos veces” y sostiene económicamente a sus padres en la isla.

Durante la administración de Donald Trump, Washington ha prohibido los viajes en crucero a la isla y limitado sustancialmente los vuelos, eliminando todos los destinos excepto La Habana, en represalia por el respaldo del gobierno de Miguel Díaz-Canel al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, el principal sostén económico de Cuba.
El gobierno norteamericano considera estas medidas como una herramienta para cortar el acceso a divisas de su contraparte cubana. La Casa Blanca señala que el dinero recaudado por el gobierno se utiliza para reprimir a la oposición en Cuba y sostener al régimen de Nicolás Maduro.
El alcalde de Miami, Francis Suárez, dijo en una entrevista reciente con este diario que se trata de una decisión polémica para la comunidad la de cortar los vuelos, que afectará a muchas familias cubanas en el sur de la Florida.
“Ese dinero va a manos de los militares. En Cuba la gente sigue en la miseria, sin comida ni medicinas. No podemos apoyar eso”, dijo.
Varios empresarios en el sur de la Florida han encontrado un nicho de mercado en las nuevas regulaciones ofreciendo transportación privada por toda la isla. El gobierno cubano también cuenta con una empresa estatal dedicada al transporte de turistas que cobra en CUC, la moneda fuerte cubana equivalente al dólar.

LOS PRECIOS DEPENDEN DE LA DEMANDA

American Airlines dijo que había una “gran demanda” en sus seis vuelos diarios a La Habana “durante todo el año”. La aerolínea dijo que “los precios continúan variables”.
El precio de un boleto aéreo de ida y vuelta a La Habana en marzo, justo después de implementadas las nuevas prohibiciones, oscila los $200 en las aerolíneas comerciales estadounidenses, un precio relativamente igual al año anterior. En los vuelos chárter, el precio es un poco más bajo.
Sin embargo, los precios comenzarán a aumentar a medida que aumente la demanda cuando entren en vigor las regulaciones, dijo el economista Emilio Morales, director de The Havana Consulting Group.
“No podrán volar a La Habana más de nueve vuelos chárter diarios. Eso tendrá un impacto porque el volumen de la demanda será mayor que la oferta”, dijo Morales vía telefónica.
En el pasado, antes del restablecimiento de relaciones entre EEUU y Cuba y la reanudación de los vuelos comerciales, los costos de un pasaje a la isla podían llegar a costar hasta $800.
Además precisó que los traslados dentro de Cuba incrementarán sustancialmente el costo de los viajes. “Un pasaje [de transporte terrestre] de La Habana hasta Santiago de Cuba no cuesta menos que $500 si utilizas un servicio particular. Los transportes estatales son más baratos, pero son escasos y cobran el peso del equipaje”, puntualizó.
“Al tener menos vuelos, habrá menos posibilidad de transportar mercancía y dinero”, agregó Morales, quien llamó la atención sobre el impacto de esta medida sobre las remesas a Cuba, la segunda fuente de ingresos de la frágil economía de la isla.
“Casi la mitad de las remesas llega [a Cuba] por vías informales, es decir, a través de mulas, de personas que viajan de Miami a La Habana. Eso cambiará con la reducción de los vuelos”, dijo.
El economista consideró que aproximadamente la mitad de los cubanos que viajan a la isla se verán afectados por las recientes medidas.
Adonis Ríos, un cubano de 35 años residente en Homestead que se dedica a dar viajes semanalmente a Cuba para llevar mercancías y efectivo, dijo que su negocio se verá afectado por las recientes medidas.
“Si suben los precios de los pasajes, no podré dedicarme a lo mismo que hacía antes o tendré que subir los precios de las libras que llevo a Cuba”, dijo el hombre que llegó a Estados Unidos en 2014 tras una peligrosa travesía desde Ecuador.
Ríos vende su equipaje, unas 40 libras, a razón de $9 por libra y entrega los paquetes a domicilio en el municipio Regla, en La Habana. Además vende la importación anual a la que tiene derecho por mantener su residencia en Cuba —cerca de 100 kilogramos— y lleva divisas a la isla.
“Mi negocio no hace rico a nadie, pero al menos me da para vivir decentemente y mantener a mi familia en Cuba”, agregó. “A mí no me importa la política. Yo solo quiero vivir y ayudar a que mi familia viva mejor. No sé si Trump o Díaz-Canel sean buenos o malos. Lo único que sé es que a quien más afecta toda esta bronca es a la gente de a pie”.
Ríos tiene en La Habana a su esposa y un niño de tres años, a los que reclamó a través del Programa de Reunificación Familiar Cubano (CFRP). El Programa está detenido desde el 2017, cuando el gobierno de EEUU evacuó la mayoría de su personal diplomático en La Habana después de unos misteriosos ataques. Hay unos 22,000 casos del CFRP en espera, lo cual ha provocado protestas entre los cubanos residentes en el sur de la Florida.
Agencias de viajes en otros estados consultadas para esta historia dijeron no haber experimentado un incremento sustancial en la demanda de pasajes a la isla.
Fuente: El Nuevo Herald

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