viernes, julio 26, 2024
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POLITCA DE ESTADO Y LA REACCION POPULAR

Genaro Mosquera,

Deseamos hacer algunas consideraciones que permitan visualizar objetivamente la profundización y efectos de la crisis que tenemos en Venezuela e intentar precisar en cierto grado los graves impactos a la que nos ha conducido la gobernanza actual. Una de las variables más importantes por sus efectos es la resultante masiva y sin precedentes del éxodo de casi más de la tercera parte de la población la cual ha emigrado con la esperanza de conseguir mejores oportunidades de vida, y que ahora, incluye a un proletariado hambriento y necesitado que con esa fórmula caminante cree que logrará superar las pésimas condiciones de vida local; obviamente, sin dejar de lado la exportación de los “marielitos” por hacer una analogía cubana que penetran como un virus a otras saciedades con el propósito comprado de desestabilizar a algunos países democráticos los cuales son objetivo de eso que llaman el progresismo.


El movimiento global continua dictando directrices para el apoderamiento de países democráticos con el propósito de cambiar la sociedad para ajustarla a nuevos modelos de poder dictatorial basados en una estrategia que contribuya a la formación de gobiernos socialistas en franca marcha hacia el modelo chino-comunista y, lograr concretar los intereses de los países del este que han desplegado la línea de conducta de imponer el poder omnímodo, destruir la separación democrática de los poderes y sustentarse en el poder por medio de la fuerza de las armas y las finanzas producto de la corrupción, para finalmente, gobernar el mundo con la ayuda de satélites latinoamericanos encabezados por un doctrina gestionada desde Brasil y gobernar esta región bajo la tutela de países socialistas ubicados del otro lado del mundo.


Su efecto ha favorecido la consolidación del poder mediante un modelo basado en la destrucción de la clase media, sublimar a la población, provocar la ausencia del trabajo digno y hacerlos depender de las plantillas del estado. Igualmente, estimula como política de estado dicho éxodo despoblando al país como meta y estrategia de dominación, su resultado es un país cada vez menos poblado, controlado, dejando en el mismo un estrato etario de jubilados, de jóvenes que nacieron bajo su sistema emulando la ideología del hombre nuevo y de una franja intermedia que no encuentra acomodo y busca desesperadamente cómo sobrevivir bajo las peores condiciones de pobreza, sometido a humillaciones, persecuciones y amenazas. Este último segmento de la población en ocasiones y dependiendo de las circunstancias, es representado por escasos lideres que no han caído en la tentación de arrimarse al poder y ante su potencial influencia política son hostigados, inhabilitados y, se intenta al mejor estilo chino y ruso sacarlos del juego electoral apoyado en una falsa interpretación funcionalista de los estamentos legales.
Frente al entorno citado, el éxodo se nuclea en organismos o agrupaciones ciudadanas que examinan desde lejos la situación nacional; se reacomoda en otros lares, y en realidad, pierde cierto sentido y perspectiva de la realidad local, pero, sin embargo, hace un gran esfuerzo de formular la denuncia sistemática, pero que no tiene efectos populares directos dentro del país. La escasa dirigencia honorable, se bate con narrativas institucionales sobre una base ortodoxa de legalidad para intentar un cambio político democrático; lo que en la práctica resulta una quimera al intentar la acción de participar en elecciones engañosos organizadas por el poder establecido. Indirectamente consolidan la estrategia oficial de ir a un proceso electoral que es como jugar billar por bandas, es decir, intervenir en unas elecciones globales, adelantadas o no, siguiendo la apariencia de ser un proceso transparente lo que sirve de excusa al régimen para validarse internacionalmente y lograr aflojar las restricciones financieras convenidas y sintetizadas en la propagandista frase de “embargo económico” con el gigante del norte y de evadir la responsabilidad de la violación de los derechos humanos; finalmente alinearse con las políticas fundamentalistas chinas, rusas, musulmanas y, cubanas; de esta manera, intenta consolidar una estrategia global de explotación de la población concatenada a las globales de control de la humanidad.
Las obstrucciones impuestas a las elecciones primarias para elegir un candidato que intervenga en el proceso electoral nacional y de elegir a uno de ellos para ejercer la representación de la sociedad civil que enmarque sus desesperanzas está siendo eliminado con un nuevo recurso estratégico, el de judicializar a los aspirantes usando la supina maniobra judicial, invalidarlos, y lograr artificialmente pasar las posta a otro, al cual le será aplicada la misma medicina hasta lograr que alguno de ellos le convenga al régimen para que sea contrastado artificialmente con el capo mayor. La resultante, es que la mayor parte de las gestiones transitan por una vía llena de obstáculos, sustentados por el poder autoritario y apoyada con ventajas en la centralización de los poderes públicos.
Esa estrategia autoritaria circunstancial no ha funcionado muy bien en otros países del área los cuales comienzan a revolverse frente a los gobiernos socialistas, con la ventaja de que los gobiernos socialistas no han podido reventar la separación de poderes lo que ha permitido apoyarse en un sistema electoral poco mediatizado y, se comienza a revertir paulatinamente la democracia, pero lamentablemente, sin efecto ninguno previsible para Venezuela.


Las reflexiones anotadas han puesto al descubierto la estrategia autoritaria a través de la denuncia pública y de las vivencias cotidianas que producen de manera creciente la reacción protestataria fragmentada. El escenario nacional de inconformidad viene creciendo favorecida por el activismo de precandidatos que recorren el país, algunos con denuncia en mano lo cual contribuye de alguna manera a conducir las exigencias de resolver temas coyunturales, pero que también conducen a una composición de fuerzas con otros segmentos que hará evidente la imperiosa necesidad de recuperar la libertad en democracia más allá de la ilusión de resolver el asunto por vía electoral cuyo sistema continúa siendo fraudulento.


La realidad de la crisis es percibida y sentida abiertamente, caracterizada por el hambre evidente y de necesidades insatisfechas, de ingresos limitados e ínfimos, obligatoriamente complementados por el mal llamado emprendimiento especulativo y del empleo inexistente Esa realidad es producto de una política de estado y de la incompetencia. El esquema de vida de la población venezolana ya coincide con la del cubano: destrucción de los servicios eléctricos, limitaciones vitales en la salud, suministro de agua, vías e infraestructuras destruidas, alimentación deficiente, limitación educativa, emprendimiento laboral y comercial de carácter marginal.


Esa política está sustentada por el poder militar que está integrado de varias capas, es decir, la primera, de poder total que va de la mano con la corrupción y de mecanismos represivos. Una segunda capa de aprovechadores con tiempo limitado en el comando, pero con prebendas aseguradas que son vigiladas y sometidos sus integrantes a la purga si se desvían, pero esperando subir en la pirámide para potenciar sus aspiraciones de riqueza. Una tercera esperando turno para lograr las ventajas financieras; y, por último, la base de la pirámide integrada por miles de seres humanos, sin educación, que forman parte de la masa con uniforme, arma, misero salario, pero con manos libres para la extorsión ciudadana y como si fuera poco, en total vinculación con los paramilitares de cualquier orden para el control en la calle y el sometimiento de la población. Estos elementos los hace indiferentes a la realidad social y desbaratan la aspiración de cambio. Esa vía no conduce a ningún lugar a menos que ocurra por insatisfacción extrema de esa masa y la aspiración de aprovechamiento del liderazgo militar emergente aparejado a la necesidad de resolver sus problemas por la vía coyuntural.


Al desplegar la problemática del país, cuya población disminuye y, el poder se potencia, los argumentos publicitarios del régimen hacen ver fantasiosamente lo que no existe, la ausencia de escrúpulos y la oprobiosa riqueza digna de la rebatiña y eliminaciones potenciales por el botín no deja opciones de cambio fácil, y mucho menos, por la vía democrática lo cual se traduce en una ilusión, de tal manera, que frente al debilitamiento de las iniciativas macro políticas y de estructura orgánica solo la descomposición de los problemas en segmentos reales deja abierto algunos caminos.
Solo la protesta pragmática, masiva y segmentaria marca las prioridades, y probablemente la más importante es el ingreso familiar, en tal sentido, el tema va adquiriendo dimensiones obligantes, ante la disyuntiva, existe la motivación, fuerza y disposición para defender el derecho de percibir ingresos justos y ya lo convierte en un factor de protesta, de exigencias en crecimiento y de cambio; es ahí donde los gremios, agrupaciones civiles en general dirigentes sociales y los dolientes deben exigir usando las debidas herramientas de defensa de sus derechos ciudadanos.


El tema anterior asociado a la limitación en el suministro de combustible, especialmente la gasolina, está amarrando a los pequeños productores a la supervivencia y, en menor medida a los que usan el transporte con fines particulares quienes cada vez le es más difícil costear el combustible y las reparaciones causadas generalmente por el mal estado de las vías y la obsolescencia de sus vehículos. Esta problemática cada vez más se acerca a una protesta colectiva que quien sabe dónde nos llevará. Otros temas no dejan de ser importantes, la ausencia e interrupciones de la energía eléctrica causales de tanto daño donde se pierde lo adquirido, nos lleva a la oscuridad e impotencia, a la perdida de activos costosamente preservados, este tema requiere respuestas de calle, de protestas generalizadas ante la incompetencia de resolver medianamente el tema.


Otro tema relevante, es el costo de los servicios públicos está cada vez más ajustados a la inflación, a la pérdida del poder adquisitivo y la conversión a la moneda americana. Es terrible la ausencia de escrúpulos en la fijación de los precios de las cosas elementales más allá de la comida, que son los servicios públicos y los impuestos, no en vano se siente en el bolsillo la perversidad de un IVA, de las pequeñas cantidades transadas en el comercio, tildadas como “grandes transiciones financieras” es decir, representan casi la mitad de los precios que engordan la incompetencia publica incluyendo el clásico recargo por servicios públicos que van desde la cedula de identidad, pasaporte o cualquier gestión oficial y de la coima en las oficinas públicas nacionales, estadales o municipales convirtiendo la insatisfacción sentida en otro elemento de protesta civil.


Otros elementos de la cotidianidad también son prioritarios y van más allá de la necesidad de un cambio de gobierno por la vía electoral, la cual lamentablemente está siendo dejada de lado ante la realidad y la perversidad de llevarnos bozaleados a unas elecciones fraudulentas e ignorar la ausencia de voluntad política para contrarrestar la desesperanza inducida por políticos mediocres o colaboracionistas.


Como decía uno de nuestros proceres, “carajo, vuelvan caras”, es necesario intentar resolver los problemas más inmediatos que nos están acogotando y es imprescindible ejercer la voluntad de hacer y enfrentar esa perversa política ejerciendo la debida presión y desplegar las iniciativas necesarias para obtener resultados a las necesidades sentidas, pero sin dejar de buscar la reconstrucción del sistema democrático por la vía del cambio necesario.

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