OSCAR ELÍAS BISCET,
Cursi y maquiavélico, fracasado en sus ambiciosos objetivos, quien desdobló tanto su personalidad en sujeción a una agencia secreta de un servicio de espionaje extranjero, que su cara engañó a muchos y sus manos tuvieron en ese tiempo agrietadas y temblorosas por la falta inherente de un brebaje vampiresco: la sangre humana.
En 1959 la revolución cubana usurpó el poder del país y su máximo líder Fidel Castro reveló su verdadero rostro al imponer un régimen totalitario comunista y su revolución democrática, más verde que las palmas, se tiñó de rojo purpura de los cadáveres de sus recientes víctimas mortales.
El dictador Fidel Castro, profundo conocedor de la doctrina marxista, inauguró los tribunales revolucionarios y sus manos rejuvenecidas, ya seguras por la ostentación del poder y nutridas con el elixir de la vida, firmó sin titubeos las ordenes de fusilamientos. Estas sentencias de muerte rubricadas por Fidel y su régimen revolucionario comunista convirtieron al país en un camposanto y la violencia brutal cegó las vidas de 972 personas y 536 (55%) eran disidentes a su régimen tiránico en ese año de 1959.
Del mismo modo depredador de la vida y la libertad por los duros, insensibles e insensatos corazones revolucionarios fidelistas fueron las ejecuciones por fusilamientos en solo 18 días de usurpación del poder en el país, del 1ro al 18 de enero de 1959, a 114 personas y 71 en una fosa común en la Loma de San Juan y se conoce como la Masacre de Santiago de Cuba.
Cuba está regida por un régimen totalitario, donde el Partido Comunista (PCC), único oficial, controla la sociedad, los datos estadísticos y manipula la información; por lo cual hay pocos estudios independientes sobre el tema que imposibilita conocer la realidad de la situación en el país. No obstante, un grupo de investigadores europeos y profesores universitarios liderados por Stephane Courtois, director del Centro Nacional para la Investigación Científica en Francia, definieron las víctimas de las ejecuciones judiciales en 15 000 – 17 000 en El libro negro del comunismo: crímenes, terror y represión (1997).
La pena de muerte violentó el artículo 25 de la Constitución del 1940, que solo era ejecutable en caso de guerra en el país y con nación extranjera para los militares que traicionaran a la patria. Esta Constitución fue sustituida a la fuerza (de facto) y no de derecho (de iure) por los carniceros de Birán, Fidel y Raúl Castro.
La pena capital por fusilamiento está en moratoria desde el 2003 y su vigencia en todos los adefesios constitucionales comunistas, 1959, 1976 y sus herederas reformadas hasta la última del 2019. Sustentada en el Código Penal actual, donde existe el fusilamiento en 24 delitos y 14 están relacionados con la seguridad del Estado y la traición a la patria.
En estos tiempos, el dictador general Raúl Castro y su títere designado Miguel Díaz-Canel afirmaron la orden de combate y la vigencia de la pena de muerte, propiedad salvaje de su régimen comunista, para que sus esbirros y voceros anunciaran por televisión y medios informativos del país, que se aplicaría a los que disientan en las calles y busquen el restablecimiento de los derechos humanos.
Esta canalla castrocomunista está lejos de los sufrimientos y sentir del pueblo cubano y ha olvidado la simiente mambisa, inclusive del ejemplo magnánimo de aquellos ocho jóvenes estudiantes de medicina fusilados por la tiranía colonial, ninguno se amedrentó por la injusta condena y mostraron una paciencia heroica al encuentro con la vil muerte.
El pueblo cubano está asido a las enseñanzas de Pedro Perucho Figueredo y José Martí. Nuestro apóstol noslegó lassiguientes palabras: “La libertad cuesta muy cara, y es necesario o resignarse a vivir sin ella o decidirse a comprarla por un precio… Morir por la patria es vivir, para ti la sonrisa de los mártires al caer”.
Pedro Perucho Figueredo, Mayor General del Ejercito Libertador Cubano. Creador del Himno Nacional, La Bayamesa. Cuando fue fusilado por los colonialistas españoles, durante esa difícil acción recitó las últimas estrofas del himno nacional: “No temáis una muerte gloriosa, que morir por la patria es vivir”.
Asimismo, los jóvenes libertarios fusilados por órdenes de Fidel Castro y su revolución comunista desde 1959, antes de fenecer sus vidas, en voz alta pronunciaron ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cuba Libre!
El pueblo cubano tiene la llama de la libertad en su corazón, que ilumina a su mente y conciencia, el régimen castrista no podrá fusilar a personas disidentes como ambiciona, pues primero caerá como el Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética.
El ideario de liberación y heroísmo de los patriotas cubanos, Perucho, Martí y los jóvenes fusilados por el castrocomunismo también estarán en nosotros los prodemocráticos cubanos y afirmaremos ante la expiración total de nuestras vidas: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cuba Libre!, con la convicción de que el pueblo cubano será libre.