sábado, noviembre 23, 2024
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EEUU limita el acceso al asilo para migrantes en la frontera

WASHINGTON — Dos años después de haber llegado a la Casa Blanca y mostrar indiferencia ante las cifras récord de inmigrantes ingresando a Estados Unidos, y a las puertas de su campaña electoral para la reelección, el gobierno del presidente Joe Biden limitará el acceso al asilo en la frontera de Estados Unidos con México, con restricciones que entrarán en vigor cuando el jueves se levante la norma sanitaria que permitía expulsar a casi todos los migrantes sin papeles.

«Aquellos que no usan vías legales para entrar en Estados Unidos no son elegibles para el asilo», explicó este miércoles en rueda de prensa el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, al dar cuenta de esta nueva regla que entrará en vigor el jueves a las 23H59 (03H59 GMT del viernes).

A esa hora expira el llamado Título 42, una norma activada durante la pandemia que permite expulsar automáticamente a casi todos los que llegan al país sin visa o documentación necesaria para entrar.

Aquellos migrantes «no elegibles» serán deportados a no ser que demuestren «un temor razonable de persecución» en el país al que van a ser expulsados, añadió Mayorkas.

Les queda la opción de refutar la presunción de «inelegibilidad al asilo» pero en «circunstancias muy limitadas», recalcó.

El gobierno obliga por tanto a los migrantes a pedir cita para el asilo a través de la aplicación móvil CBP One o a tramitarlo en países por los que transitan antes de arribar a Estados Unidos.

Las restricciones de asilo contemplan algunas excepciones: si no han podido acceder o usar la aplicación móvil debido a una barrera del idioma, analfabetismo o fallo técnico, si lo solicitaron y se les denegó en al menos otro país o en circunstancias excepcionales «convincentes», enumera el Departamento de Seguridad Nacional en un comunicado. Tampoco se aplicarán a los niños no acompañados.

Cuando el gobierno propuso esta regla en febrero pasado, las oenegés la compararon con una medida que el expresidente republicano Donald Trump intentó activar en 2019 para impedir la llegada de caravanas de migrantes. Los tribunales se lo impidieron.

«Estamos dejando muy en claro que nuestra frontera no está abierta, que cruzar irregularmente es ilegal» y que aquellos que no son elegibles serán devueltos «rápidamente», afirmó Mayorkas.

El martes por la noche, el propio presidente Biden reconoció que prevé temporalmente una situación caótica.

«Será caótico por un tiempo», afirmó Biden, cuyo gobierno en los últimos meses ha propuesto lo que denomina «vías legales», después de permitir el ingreso de millones de indocumentados, creando un caos en los tribunales de migración atascado con más de 2 millones de casos.

La administración intenta convencer a los migrantes de que recurran a estas vías, como pedir cita a través de la aplicación móvil, recurrir a un permiso de reunificación familiar o acogerse a un programa que autoriza entrar a 30.000 personas por mes de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití por motivos humanitarios.

«Le están poniendo las cosas más difíciles a uno», declaró Michel, un albañil venezolano de 35 años que prefiere no dar su apellido mientras intenta en vano pedir cita a través de la aplicación móvil desde Ciudad Juárez (México).

En cuanto expire la norma sanitaria la política migratoria se regirá exclusivamente por el Título 8, una norma migratoria que ya se usa desde hace décadas y que permite expulsar a todo aquel que entre al país sin una visa o documentación requerida.

Gloria, una guatemalteca de 56 años, explicó aen Ciudad Juárez que no entiende la diferencia entre refugio y asilo. Solo intenta ponerse a salvo de amenazas de su expareja.

«Expulsiones aceleradas»

«Ampliaremos significativamente a partir del jueves nuestro uso de la expulsión acelerada en la frontera», advirtió un funcionario gubernamental que pidió el anonimato en una rueda de prensa telefónica el martes por la noche.

Y «por primera vez en la historia» las expulsiones a México de migrantes de Cuba, Nicaragua, Haití y Venezuela «continuarán bajo el Título 8», especificó.

Los migrantes de otras nacionalidades serán devueltos a sus países de origen gracias a acuerdos negociados en el último año y medio.

Para hacer frente al desafío que se avecina, Washington tiene más de 24.000 agentes del orden en la frontera junto con otros 1.100 nuevos coordinadores de la patrulla fronteriza.

Contará asimismo con cientos de policías de otras agencias del Departamento de Seguridad Nacional, 400 voluntarios y 1.000 personas encargadas de las llamadas entrevistas «de miedo creíble», que evalúan si existe una posibilidad de que la persona sea perseguida o torturada si regresa a su país.

Próximamente los migrantes también podrán pedir cita en centros de preselección en Guatemala y Colombia. La idea es abrir «100» en toda América Latina y el Caribe, afirmó otro funcionario que pidió el anonimato en la misma rueda de prensa.

El presidente demócrata, que se presenta a su reelección en las presidenciales de 2024, estima que es el único medio para lidiar con la migración, porque el Congreso no se pone de acuerdo sobre una política migratoria.

Los republicanos le acusan de haber perdido el «control operativo» en la frontera y negocian para intentar votar el jueves en la Cámara de Representantes una propuesta que limitaría el asilo y ampliaría el muro fronterizo. En cualquier caso es muy improbable que obtenga la luz verde del Senado, de mayoría demócrata, y Biden ya advirtió que la vetaría.

Entregarse en la frontera: la esperanza de migrantes de poder entrar a EEUU

Jimmy Muñoz se acaba de entregar a la policía de fronteras de Estados Unidos tras cruzar el Río Bravo desde México. Su silueta se dibuja a lo lejos, en medio de un llano verde. Ahora camina hacia un punto de control donde decidirán su suerte.

«Tengo la esperanza de poder quedarme en este país», dice este ecuatoriano de 29 años. «Pero estoy con dudas y miedos de que me acepten», agrega, mientras señala un toldo color naranja a unos 300 metros de distancia, donde se ve una multitud.

Si bien ya se encuentra suelo estadounidense, cerca de la ciudad de Brownsville, Texas, tiene al frente un alambrado de púas y, luego, un cerco metálico de unos cuatro metros de alto.

En Brownsville, el flujo de migrantes que cruzan desde la vecina ciudad mexicana de Matamoros no se detiene. En los alrededores, vehículos militares están desplegados.

Como Jimmy Muñoz, miles de migrantes se han estado entregando en las últimas semanas a las autoridades, temerosos de que el cambio en las regulaciones fronterizas de Estados Unidos previsto para la medianoche del jueves, pueda complicar su entrada al país, según sus propios testimonios.

Gran cantidad de ellos son venezolanos, pero también hay otros latinoamericanos y asiáticos.

¿Pasar o no pasar?

En los puntos de control, las autoridades separan a hombres de mujeres y los trasladan a distintos centros de procesamiento.

«Cuando nos detienen nos atienden bien. Nos llevan a una celda, nos llevan comida, y empieza un proceso de preguntas, de las pruebas [muestras] de ADN, un proceso rutinario me imagino para inmigrantes. Luego de eso es que le dan la libertad a uno», explica Rossi Carrillo, de 26 años, en el centro de Brownsville.

«Nos dan un papel para una cita con el juez [para que decida si es posible permanecer o no en el país]. A mí me la dieron para dentro de un año», agrega Rossi, que viene de Venezuela y pasa la noche cerca de la estación de buses de Brownsville.

A otros los convocaron para dentro de unos pocos meses, y a algunos, para dentro de tres años.

José Luis Aular, un venezolano de 38 años, dice que a él las autoridades le pidieron descargar una aplicación para rastrear su paradero. Cada cierto tiempo debe tomarse una foto en el lugar del país donde está y subirla.

Entre octubre de 2022 y marzo de 2023, más de 200.000 personas fueron procesadas en Texas bajo el Título 42, una norma sanitaria activada en la era Trump por el covid-19, que permite expulsar a quienes cruzan la frontera sin aceptar sus peticiones migratorias. Esta disposición se levantará el jueves.

En ese mismo período, unas 453.000 personas fueron procesadas en Texas bajo el Título 8, una normativa específica sobre inmigración que permite solicitar asilo, pero también autoriza la expulsión, aunque no sumaria sino acelerada.

El Título 8 es temido por los migrantes porque alguien expulsado bajo esa normativa puede terminar con antecedentes penales o una prohibición de cinco años para solicitar la entrada legal a Estados Unidos.

«Cosas de Dios»

Este miércoles, la policía de fronteras estadounidense dio una advertencia clara: quienes intenten ingresar ilegalmente «continuarán siendo expulsados a México o a su país de origen»

«Aquellos migrantes que no puedan ser expulsados bajo el título 42, y no tienen una base legal para permanecer en los Estados Unidos, serán colocados en procedimientos de deportación bajo el Título 8», afirmó en un mensaje difundido en español en redes sociales.

Rossi Carrillo se alegra de haber podido ingresar. «Fueron cosas de Dios, porque no todo el mundo tiene la misma suerte. Hay mujeres con niños que las han devuelto», dice.

«Mi sueño era estar aquí y como segunda meta es traer a mis hijos y mi mamá», asegura.

Tiene en sus brazos a Niña, una perrita caniche que la acompañó en su recorrido por ocho países, incluyendo la selva del Darién entre Colombia y Panamá.

«La selva la pasó caminando, salió sucia, nadaba en los ríos, la tuvimos con puro suero porque la comida se le acabó», cuenta. La mascota fue confiscada, pero luego la recuperó con ayuda de una fundación.

Aún en la línea de frontera, Jimmy Muñoz cuenta por qué dejó Ecuador: «Venimos huyendo, nos quieren matar. No puedo tener un negocio porque nos extorsionan. Me siento bien de haber cruzado».

FUENTE: Diario las Américas

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