domingo, mayo 5, 2024
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La marcha de la disociación de la realidad, los ladrones y los idiotas útiles

La desconexión total de las causas y consecuencias de muchas problemáticas argentinas son el caldo de cultivo para el populismo prebendario. No hay dudas de que ayer marchó un grupo de dirigentes que aprovechó las cajas negras de la política para financiar sus cuestiones personales. Pero también es innegable que asistieron a la numerosa manifestación un ejército de descerebrados que no pueden vincular su pobre nivel de vida con sus verdugos. Incluso marchan junto a ellos y les piden selfies.

Con respecto a los políticos prebendarios corporativistas ya nos expresamos ayer. Sin embargo, también es pertinente referirse a los “idiotas útiles” que les hacen el juego. Para que no haya susceptibilidades, hacemos referencia al término en el sentido de las ciencias políticas, en el marco que le dio Lenin. Es que, esta fue la categorización que él inmortalizó para describir a los ingenuos defensores del socialismo que operaban “ad honorem” y por convicción en las democracias liberales.

Ayer, con toda impunidad y hasta con cierta popularidad, Sergio Massa caminó entre los manifestantes, mientras respondía a los medios con su habitual discurso vacío y mentiroso. A su alrededor, los carteles y las consignas apuntaban contra Javier Milei, al que acusaban de “desfinanciar” la educación pública y las universidades.

Como lo explicaron desde el gobierno, además de aclarar que no hay ninguna intención de cerrar las dependencias educativas, las partidas presupuestarias no solamente se mantuvieron, sino que muchas se incrementaron exponencialmente.

Sin embargo, el argumento crítico indica que, a causa de la inflación, estos montos no son suficientes, ya que, en términos reales, significan una pérdida debido a que los precios y el costo de vida se incrementaron por encima de lo que estaría destinando el gobierno a las universidades.

Lo que resulta completamente indignante es que, junto a los manifestantes camine impunemente el exministro Sergio Massa, que es uno de los máximos responsables de la herencia inflacionaria que el gobierno combate con indiscutible efectividad. El dirigente peronista derrotado en el balotaje, hipotecó absolutamente el futuro del país para financiar una campaña presidencial, que ni siquiera con trampa pudo ganar. El jefe del Frente Renovador dejó vencimientos imposibles en el Banco Central, endeudó al país con los importadores y se dedicó a multiplicar impunemente la cantidad de billetes para poder repartir e imponerse a Milei. Aunque fracasó, nosotros estamos pagando la cuenta. Si existiera un marco regulatorio civilizado, Massa debería estar preso.

Al crear nuevo dinero para repartir, los prebendarios que lo reciben ganan, ya que, aunque se deprecian todas las unidades monetarias, ellos reciben billetes devaluados, pero que son un activo en comparación a no tenerlos. Los que nos perjudicamos somos todos los que tenemos una cantidad de billetes fija, que recibimos como salarios o jubilaciones.

La actual gestión, que ha dejado de emitir dinero para financiar el déficit, se encuentra en la complicada tarea de asignar prioridades, ya que no está inventando billetes para hacer política, con las consecuencias que tantas veces explicamos. Sin embargo, las universidades seguirán funcionando. Claro que hay que eliminar muchísimas dependencias como Télam, el INADI, el ministerio “de las mujeres” y partidas presupuestarias impúdicas, como la pauta estatal a los medios de comunicación. Pero, mientras se arreglan los platos rotos, y si lo que preocupa son los fondos para la educación superior, antes de decirle una sola palabra a Milei habría que ir a cuestionar a Massa, uno de los máximos responsables del desastre heredado.

Pero no. Los manifestantes ayer mostraban consignas en contra de Milei y se sacaban fotos con Massa. Uno podría buscar palabras moderadas para describirlos, pero lo cierto es que no les estaría haciendo justicia. Habrá que ver si la universidad, ya sea pública o privada, puede colaborar con su proceso intelectual, para que puedan despertarse, despabilarse y ver la realidad. Lamentablemente, en muchos de los casos, parece que sus madres en el embarazo padecieron déficit de hierro, calcio, vitaminas, proteínas y nutrientes necesarios como para traerlos al mundo con todos los patitos en fila.

Fuente: Panampost

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