BOGOTA.- Negociar con disidentes de las FARC en Colombia se ha convertido en una tarea ardua debido a una serie de factores que han desencadenado una nueva crisis en el proceso de paz con el gobierno colombiano.
La facción disidente más prominente, conocida como Estado Mayor Central (EMC), experimentó una división interna que complicó aún más las conversaciones de paz. Esta facción, que rechazó el acuerdo de paz de 2016, ganó fuerza tras el desarme de la antigua guerrilla FARC, atrayendo a varios de sus comandantes.
Las acciones violentas contra civiles y las fuerzas del orden durante una tregua pactada a fines del año pasado llevaron al presidente Gustavo Petro a tomar medidas drásticas. El gobierno excluyó al comandante rebelde conocido como Iván Mordisco de las negociaciones, en un intento por mantener viva la política de «paz total» destinada a poner fin al conflicto de seis décadas a través del diálogo con los principales grupos armados.
Para entender la situación, los expertos explican que el EMC surgió como una convergencia de diversas facciones guerrilleras que se opusieron al proceso de paz por considerarlo una «derrota militar». Con el tiempo, estas facciones se unificaron bajo el nombre de Estado Mayor Central, creciendo en número y poder.
Iván Mordisco, hasta hace poco considerado el líder máximo del EMC, es un veterano guerrillero cuya supuesta muerte en 2022 fue seguida por su sorprendente regreso, expresando interés en unirse al proceso de paz liderado por Petro. Aunque cuenta con experiencia militar y una legitimidad entre ciertos sectores, su compromiso con el proceso ha sido objeto de dudas debido a su silencio en momentos clave.
La falta de avances en las negociaciones se atribuye en parte a la percepción errónea de un EMC unificado, cuando en realidad las facciones tienen diferentes capacidades y agendas. Mientras que algunos ceses al fuego han sido respetados en ciertas regiones, otros frentes han continuado sus ataques contra las fuerzas del orden y civiles, lo que refleja las discrepancias dentro del grupo en términos militares, económicos y políticos.
El proyecto de «paz total», que busca negociar con múltiples grupos armados, también ha enfrentado desafíos significativos, ya que gran parte de la violencia en Colombia ocurre entre estos grupos, exacerbando el desplazamiento y las masacres. Esto ha dificultado los esfuerzos del gobierno para contener la violencia y avanzar hacia una paz duradera.