Nadie puede decir que el resultado fue una sorpresa. Al menos, desde ayer temprano, ya se sabía que el oficialismo no iba a conseguir los votos para aprobar el presupuesto del 2022. Con el interbloque de Juntos por el Cambio, los liberales, así como la izquierda en contra, el misterio pasaba por los legisladores peronistas no demasiado alineados con el oficialismo, como el exministro de Transporte, Florencio Randazzo. Sin embargo, apenas se consiguió el quórum para arrancar, la sesión —que duró casi 24 horas— ya tenía el destino sellado. Finalmente, esta mañana, la pizarra mostró 132 por la negativa a la propuesta y 121 por el oficialismo. Ahora se deberá implementar por decreto la utilización del presupuesto del año pasado, hasta tener negociado uno nuevo que la oposición avale.
Sin embargo, el dolor de cabeza para Alberto Fernández no se limita al resultado de la votación. Muchos analistas consideran por estas horas que Máximo Kirchner le dio “el golpe de gracia” al presidente, al forzar la votación, cuando había un principio de acuerdo para volver a Comisión a rediscutir el texto. El hijo de la vicepresidente pidió la palabra y, como era de esperarse atacó a la oposición. No obstante, lo enterró esta propuesta de manera definitiva fue su petición de que se votara de una vez, para terminar con el “show”.
Los abucheos no tardaron en llegar y entonces tuvo lugar lo que todos sabían que iba a suceder: el resultado adverso. Más allá de las intenciones del líder de La Cámpora, lo cierto es que la actitud del jefe de la bancada oficialista significa un durísimo golpe para el mandatario nacional, un fracaso que pudo haber sido evitado. Y es que una cosa era seguir con las negociaciones con la posibilidad de voltear el tablero, otra muy distinta es hacerlo, luego de este cachetazo. Perder la votación por amplio margen muestra cómo el kirchnerismo vive, quizá, el inicio de sus horas más oscuras en el Congreso.
Con las acciones en baja, ahora el presidente argentino deberá abrir un nuevo diálogo con la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, para evitar un nuevo default. Esta es una probabilidad que podría ocurrir en marzo del año próximo.
Por el lado de la oposición, se asegura que no se votará un presupuesto “dibujado” (ficticio) como el que presentó el Poder Ejecutivo. De hecho, los liberales fueron aún más lejos: adelantaron que no votarán ningún otro proyecto que siga manteniendo el déficit fiscal o que incremente la presión fiscal sobre el sector privado.
“Lamentablemente la oposición decidió dejar a la Argentina sin presupuesto para el año 2022. No al Gobierno. A la Argentina. Una falta de responsabilidad colectiva que crea incertidumbres cuando lo que necesitamos es seguir construyendo certezas”, señaló el ministro de Economía, Martín Guzmán, luego del resultado de la maratónica sesión.
Fuente: PanamPost