jueves, mayo 2, 2024
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El kirchnerismo prometió asados y ahora pide a los argentinos que coman garbanzos

La campaña del Frente de Todos en 2019, con Alberto Fernández a la cabeza, fue una de las páginas más infantiles que escribió el peronismo. Con Mauricio Macri dejando el poder en medio de una crisis económica (producto de no haber hecho las reformas necesarias tras el desastre que dejó el kirchnerismo) Fernández y Kirchner prometieron que con ellos las cosas se iban a arreglar como por arte de magia. Lo curioso es que más del 48 % del electorado avaló esas promesas vacías.
Los spots de campaña eran de los más absurdos. Uno de los más recordados mostraba a un hombre triste, que tomaba mate mirando con nostalgia su parrilla, recordando cuando se podía hacer un asado con los amigos en Argentina. La publicidad, que buscaba tocar una fibra nacional sensible, cerraba con la frase “hay esperanza” y los nombres de Alberto y Cristina. Claro que en ningún momento el Gobierno actual dijo como iba a solucionar el problema de la inflación.
Como era previsible, luego de un año de gestión del frente peronista/kirchnerista, la situación ya es más grave que cuando llegaron al poder. Si hacer un asado en la época de Macri era bastante prohibitivo, ahora directamente se volvió imposible para la mayoría de los argentinos. Lo único que tiene el oficialismo para ofrecer es la excusa de la pandemia. Claro que si miramos los países vecinos, que también sufrieron el coronavirus, ninguno tiene los problemas que sufre la Argentina, con excepción de Venezuela.
Este fin de semana, Hebe de Bonafini salió al ruedo luego de se viralizaran las fotos de la pésima calidad de la carne a “precios cuidados” que ofreció el Gobierno. La titular de Madres de Plaza de Mayo aseguró que hay que “aprender a suplantar la carne” y comenzar a comer otras cosas.
“Tenemos que aprender a comprar, a suplantar. La lenteja, la quinoa, los garbanzos, tienen muchísimas vitaminas y muchísimas proteínas. Está bien, tenemos que cocinar más que la carne, más que el churrasco. El asadito de vez en cuando nos gusta, no digo que no, pero no estemos centrados en comprar carne y vivir de la carne”, recalcó en un video. Una declaración así por parte de un vocero del Gobierno anterior hubiera generado un escándalo. Pero eso ocurre con los gobiernos no peronistas, claro.

Conflicto con el campo en puerta

En la desesperación por el impacto inflacionario en los alimentos, Alberto Fernández decidió amenazar al sector agropecuario para que “colaboren” con los precios. “Si el campo no entiende, voy a subir las retenciones y a establecer cupos para la exportación”, señaló el mandatario.

La amenaza tiene que ver con la exportación creciente a China, ya que ahora importa los cortes con hueso, que antes quedaban en el mercado local, a un precio en pesos. Ante la pérdida de valor de la moneda nacional, lógicamente, los productores prefieren exportar para conseguir una rentabilidad un poco mejor.
“Cuando estoy hablando de estas cosas no estoy contra el campo, estoy a favor de la mesa de los argentinos”, justificó Fernández. Sin embargo, como decimos a diario, el problema no está en la tira de asado ni en el bife, está en el peso. Si el Gobierno decide ignorar las reformas del Estado que puedan solucionar el problema del déficit fiscal y la emisión monetaria, estas situaciones serán cada vez más graves. Claro que el Estado tiene las potestades con las que amenaza Alberto. Pero si decide ir por ese camino, desincentivando la exportación y obligando a abastecer a pérdida al mercado local, lo único que conseguirá será aún peor: desinversión del sector y desabastecimiento.
Fuente: PanamPost

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