viernes, mayo 3, 2024
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Los presos kirchneristas comienzan a extorsionar al gobierno de Fernández

La apuesta electoral del Frente de Todos fue clara: Cristina Kirchner tenía un tercio del electorado y Mauricio Macri otro tanto, por lo que la batalla se libró por los votos independientes, alejados de “la grieta”. Para convencer a la mayoría de ese espacio, Alberto Fernández tuvo que mostrarse independiente de CFK. En consecuencia, prometió no indultar a ninguno de los kirchneristas presos por corrupción que habían sido funcionarios en el período 2003-2015.
No obstante, varios de los procesados y detenidos que habían estado cerca de Néstor y Cristina en aquellos años esperaban igualmente algún favor por parte del nuevo gobierno peronista. Transcurrido ya un año sin indultos, amnistías ni liberaciones, los “presos k” comienzan a subir el tono de sus declaraciones que incluso pueden llegar a interpretarse como amenazas.

«No quiero comprometer a nadie, pero sí pretendo que se comience a solucionar lo que hoy están sufriendo los más de 33 presos políticos», manifestó hoy la líder de la agrupación Tupac Amaru, Milagro Sala. Condenada a 13 años de prisión por desvíos de fondos públicos y con más de diez causas en proceso, Sala asegura, con un discurso similar al de Amado Boudou, ser una “presa política”.
 
«Siento que hoy la Justicia en Argentina no funciona democráticamente. Pedimos una reforma judicial urgente», señaló la dirigente jujeña. En algo tiene razón. La justicia no funciona “democráticamente”. Tampoco debería hacerlo. Sin embargo los kirchneristas, y especialmente aquellos más complicados en la justicia, siguen insistiendo con una reforma que equipare al Poder Judicial con el Legislativo y el Ejecutivo, y que los jueces sean elegidos mediante el voto popular. Si Argentina avanza en esa dirección, el país estará condenado definitivamente al desastre total.
Para muchos analistas, la expresión “no quiero comprometer a nadie” es una clara señal en tono de amenaza. Los «políticos presos» del kirchnerismo, que no po ello son “presos políticos”, están apresurados por conseguir la libertad antes de las elecciones legislativas de octubre de este año. Hasta este momento, las encuestas muestran que el oficialismo podría sufrir un importante traspié, el que podría constituir la antesala de un nuevo gobierno en 2023. Boudou, Sala y de Vido, entre otros, seguirán probablemente subiendo el tono con el correr de los meses, pues desde octubre, con un eventual parlamento en minoría, podría ser ya demasiado tarde.
Fuente: PanamPost

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